Los monumentos que reinan en España
La celebración del centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús es buen momento para que se continúen levantando en toda España monumentos que nos recuerden el amor misericordioso, que nos hablen de amor, de justicia, de paz y de perdón en el ambiente actual
Jesús quiere reinar en los corazones de las personas. Expresión de esto son los monumentos al Sagrado Corazón de Jesús similares al del cerro de los Ángeles que se levantaron por centenares en todo el país tras la consagración de España que tuvo lugar en 1919 en esta colina madrileña. Las imágenes reflejan la importancia de esta devoción, animada por la Gran Promesa de Cristo al beato Bernardo de Hoyos en Valladolid en 1733: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes». Inmediatamente, esta devoción se extendió por el país y por todo el mundo hispánico.
Previamente a la consagración nacional, se habían levantado algunas esculturas en lugares diversos, desde las primeras representaciones del siglo XVIII (ejemplo es el seminario de Orihuela) a las que se realizaron a finales del siglo XIX y comienzos del XX, en el ambiente de recristianización y para recordar la importancia de la presencia de Jesucristo en la vida pública.
Es entonces cuando se levanta con donativos el monumento del cerro de los Ángeles. A partir de ese momento, en la década de los años 20 se erigen muchos otros más, sufragados por suscripción popular. El ambiente era favorable, entre otras cosas por la institución de la festividad de Cristo Rey en 1925. En algunos monumentos, de hecho, se une esta iconografía a la del Corazón de Jesús, con imágenes de Cristo coronado.
Los autores de estas imágenes son variados; hay nombres conocidos, de prestigio; algunos realizaron un gran número de imágenes y a veces se ayudaron unos a otros. Las imágenes se colocaban en lugares desde los que se pudieran contemplar con facilidad, tales como torres de iglesias, castillos, cerros, plazas, parques y paseos, cruces de carreteras, o rematando fachadas de edificios tanto civiles como religiosos (centros sanitarios y sociales, colegios, conventos, ermitas, iglesias…).
Ante esas imágenes se realizaron consagraciones de familias, entidades, pueblos y ciudades. Como expresión de cariño hacia Jesús, los nombres de los donantes de la piedra están grabados en bastantes (caso del primer monumento del cerro de los Ángeles, destruido en 1936), o escritos en papeles introducidos dentro de la imagen, lo más cerca posible del corazón.
Donde todos puedan verlo
Desgraciadamente, muchos monumentos fueron víctimas de la persecución religiosa de los años 30. Además de la destrucción de obras de arte extraordinarias, se hirieron profundamente los sentimientos religiosos del pueblo español. Acabada la guerra, algunos fueron reconstruidos y levantados de nuevo, y se produjo un aumento de su número por toda España. Eran tiempos difíciles por la escasez, pero la ayuda de los vecinos en trabajos y donativos lo hizo posible.
Muchas ciudades importantes ya tenían su monumento, pero también otras medianas y pequeñas. Y el número continuó aumentando a finales del siglo XX y comienzos del XXI, por el bimilenario de Jesucristo y la celebración del comienzo del tercer milenio. Cientos de monumentos reflejan la presencia real del Corazón de Cristo en nuestro país, desde Galicia a Murcia, desde Cataluña a Canarias. Algunos son conjuntos monumentales extraordinarios como el cerro de los Ángeles en Getafe (Madrid), la cumbre del Tibidabo en Barcelona y el cerro de los Sagrados Corazones en San Juan de Aznalfarache (Sevilla). En los tres casos, alrededor de la imagen se encuentran ermitas, seminarios, capillas de adoración, casas de ejercicios, parroquias y obras educativas, formativas y sociales.
El centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, que se clausura este domingo, es buen momento para continuar levantando monumentos que nos recuerden el amor misericordioso, que nos hablen de amor, de justicia, de paz, de perdón y de piedad en el actual ambiente de España. El reconocimiento de Jesús como Señor de la historia ayuda a conocer mejor esta realidad: Dios tiene corazón y ama a cada persona con amor entrañable, misericordioso y generoso. Y ese amor puede ser correspondido con nuestra entrega, que se expresa en tantos monumentos levantados por amor a Dios y con amor a todos los hombres.