El Papa invita a ser misioneros mostrando «con la propia vida que Dios ama a todos»
En el día del Domund, Francisco ha exhortado a superar «todo encierro autorreferencial y todo pesimismo pastoral»
En la Jornada Misionera Mundial, el Papa Francisco ha invitado este domingo a todos los cristianos a evangelizar con el ejemplo más que con los discursos, mostrando «con la propia vida, e incluso con las palabras, que Dios ama a todos y no se cansa de nunca de ninguno».
El Santo Padre ha insistido en la sobriedad comentando que «así como una montaña no se escala bien cargado de cosas, en la vida es necesario aligerarse. Y es también el secreto de la misión: para anunciar se necesita renunciar». En un toque de atención a los «carreristas», el Papa ha invitado a examinarse: «¿Cómo es mi subida al monte? ¿Es caminar cuesta arriba, o es trepar?».
Francisco ha insistido en renunciar a constituirse en el centro pues el Señor «ha dado una sola instrucción muy sencilla: ‘haced discípulos’. Pero, atención, discípulos ‘suyos’ no nuestros». Y ha añadido que «la Iglesia anuncia bien solo si vive como discípula. No conquistando, obligando, haciendo prosélitos, sino testimoniando, poniéndose en el mismo nivel, discípulos con los discípulos».
Como esta Jornada Misionera Mundial coincide con el Sínodo de la Amazonia, que entra en su semana final, la misa en la basílica de San Pedro contó con un coro de guaraníes bolivianos que daban un alegre tono multicolor con sus vestidos y adornos de fiesta.
Durante el rezo del Ángelus con decenas de miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa ha recordado que la jornada no es solo para los misioneros sino para todos, «para que todo bautizado tome conciencia más viva de la necesidad de cooperar al anuncio del Reino de Dios», sobre todo con el buen ejemplo.
En ese contexto ha urgido a superar «la tentación de todo encierro autorreferencial y toda forma de pesimismo pastoral para abrirnos a la novedad alegre del Evangelio».
Al mismo tiempo ha lamentado que «la globalización, que debería ser solidaria y respetuosa de las particularidades de los pueblos, sufre todavía de homogeneización y de viejos conflictos de poder que alimentan guerras y degradan el planeta».
Por la mañana, unos cuarenta obispos y docenas de otros participantes participantes en el Sínodo de Amazonia liderados por el cardenal brasileño Claudio Hummes, habían asistido a una misa en las Catacumbas de Santa Domitila para renovar, en un contexto de ayuda a los indígenas y de protección de la «casa común» medioambiental, el llamado «Pacto de las catacumbas».
El pacto original fue suscrito en ese lugar el 16 de noviembre de 1965 por 42 cardenales y obispos participantes en el concilio Vaticano II unos días antes de la clausura de la asamblea conciliar. Era una promesa de vivir la pobreza evangélica, renunciar los privilegios eclesiales y servir con preferencia a los pobres.
Juan Vicente Boo / ABC