María
Conmemoramos este jueves el Dulce Nombre de María y en Madrid este dulce nombre tiene dedicados una parroquia y un arciprestazgo, y hasta una calle.
La parroquia: en la calle de San Florencio del barrio de doña Carlota de Vallecas; allí, desde el último tercio del siglo XIX comenzó con una ermita y el obispo Leopoldo Eijo la erigió parroquia en 1940, desgajando su territorio de la de San Ramón, y se la encomendó a los Agustinos Asuncionistas que van a cumplir nada menos que 80 años en este servicio pastoral.
El arciprestazgo: integrado –además de esta titular– por las parroquias de San Buenaventura, María Reina, Nuestra Señora de la Peña y San Felipe, Nuestra Señora de los Álamos, San Alberto Magno, San Bernabé y Santa Irene.
La calle: perpendicular al codo que forma la M30 y su desvío con la A3, está cerca de la parroquia y seguramente por su influencia.
Y ¿de dónde proviene el nombre –dulce– de María? Porque la primera María (+1425 a. C.) que se lee en la Biblia (Ex. 15, 20 y Num. 12, 1) era hermanastra de Moisés y hermana de Aarón: mir-yam(¿mryt, amada? o ¿mrh, rebelde –contra Moisés–?); miriam en hebreo (¿mârâ, bella?, ¿marah, amargura? o ¿mir-yam, luz (del) mar?); maryam (¿mra, señora?) en arameo y árabe. El nombre de María –Miriam– era bastante común. Después, en griego y latín: Maria, como se escribe en el Evangelio: «el nombre de la virgen era María» (Lc. 1, 27); y, tal cual, con esas cinco letras en: español, portugués, occitano, italiano y rumano; alemán, holandés y lenguas nórdicas; húngaro y eslovaco.
La celebración del Dulce Nombre de María fue autorizada para Cuenca en 1513. El beato Papa Inocencio XI extendió su culto a la Iglesia católica de rito latino en agradecimiento por la victoria sobre los otomanos, a las puertas de Viena el 12 de septiembre de 1683. En la liturgia es memoria libre, pero en Madrid para la parroquia de su Dulce Nombre, y para los Marianistas y los padres Maristas, es solemnidad; para los Escolapios fiesta; y en la diócesis de Cuenca y para los Trinitarios y Hermanos Maristas, memoria obligatoria.
Desde la Virgen, el nombre de María es dulce. Y quienes llevan su nombre, ellas y ellos –a veces compuesto con otro–, por Ella celebran su santo. Y todos, hoy, nos alegramos y festejamos el santo de nuestra Madre.