Rabino David Rosen: «Si no se tiene en cuenta a las religiones no habrá paz» - Alfa y Omega

Rabino David Rosen: «Si no se tiene en cuenta a las religiones no habrá paz»

El rabino David Rosen, uno de los artífices del acercamiento entre Israel y la Santa Sede, cree que los líderes religiosos podrían resolver cuestiones tan delicadas como la de la explanada de las mezquitas. Ha participado desde sus inicios en los Encuentros de Oración por la Paz de Sant’Egidio

María Martínez López
El Papa Benedicto XVI saluda al rabino David Rosen durante el Sínodo por el Medio Oriente, en octubre de 2010
El Papa Benedicto XVI saluda al rabino David Rosen durante el Sínodo por el Medio Oriente, en octubre de 2010. Foto: AFP / Osservatore Romano.

El rabino ortodoxo David Rosen fue miembro de la comisión que negoció el establecimiento de relaciones bilaterales entre Israel y la Santa Sede en 1994. Su implicación en promover un mejor entendimiento entre la Iglesia y el mundo judío le valió, en 2005, ser el primer israelí y el primer rabino en ser nombrado comendador de la Orden de San Gregorio Magno.

Fue siendo rabino en Sudáfrica y luchando contra el apartheid como comenzó una labor de acercamiento a otras religiones que le ha llevado, a lo largo de su carrera, a una decena de instituciones relacionadas con el diálogo. Nacido en Inglaterra y establecido en Israel desde 1985, en la actualidad es miembro del Comité de Diálogo Interreligioso del Gran Rabinato de Israel y responsable de este mismo ámbito en el Comité Judío Americano.

Desde esta posición privilegiada, se atreve a afirmar que «si no se tienen en cuenta intangibles como la religión o la cultura, nunca se tendrá éxito» en un hipotético proceso de paz entre palestinos e israelíes. «Parte del fracaso de las iniciativas de paz hasta ahora ha sido mirar al conflicto puramente en términos materiales, de territorio y soberanía». Sin embargo –matiza– su propuesta no es que «los líderes religiosos reemplacen a los políticos en las negociaciones. Algo así no sería bueno, especialmente en Oriente Medio, donde el establishment religioso es nombrado por y a veces está incluso sometido a las autoridades políticas».

También es consciente de que la religión a veces se utiliza para echar más leña al fuego, recurriendo a ella y a los textos sagrados para justificar las respectivas posturas, o incluso la violencia. «Abusos» –explica– que se dan «porque la religión está indisolublemente ligada a nuestra identidad y, cuando esta se siente amenazada, se vuelve hacia aquella en busca de apoyo. Y de ese apoyo con frecuencia se deriva la autojustificación, el sentirnos moralmente superiores, y la denigración y deslegitimación del otro».

Una solución a Jerusalén

Por el contrario, asegura que una implicación bien entendida de los líderes religiosos podría llegar a resolver incluso un problema tan delicado como la cuestión de la explanada de las mezquitas (lugar sagrado para el islam, levantado sobre los restos del templo de Jerusalén y a cuyos pies se encuentra el Muro Occidental). Pone como ejemplo la Cueva de los Patriarcas, en Hebrón, donde «hemos visto que se pueden encontrar métodos para que un lugar sagrado que comparten varias religiones se pueda “dividir” de forma que cada una lo use según sus necesidades». Y añade: «Todos los líderes musulmanes con los que he hablado me han dicho que algo así será posible [en Jerusalén] cuando haya paz».

Pero, ¿quién pone el cascabel al gato? El asesor del Gran Rabinato afirma que el primer paso lo tienen que dar los políticos, mostrando voluntad de resolver el conflicto e implicando de forma visible a los líderes religiosos en sus iniciativas. Sin esta condición previa, «el diálogo interreligioso no será más que control de daños. Cuando la gente está frustrada y se siente indefensa, estas cosas le pueden parecer una cortina de humo». En ese escenario –vaticina– «la situación empeorará, y más para los israelíes que para los palestinos». En el otro extremo, «si hay voluntad política, podemos maximizar el potencial de la religión y que esta aporte el contenido» a los acercamientos.

Sant’Egidio: amistades para el diálogo y la paz

Hasta que llegue ese momento, el rabino recuerda como «un mensaje muy importante de esperanza» la primera visita a Israel de un líder musulmán extranjero relevante, el jeque Idris Sakouta, originario de Sudán pero instalado en Egipto. Una visita que, indirectamente, fue posible gracias a la Comunidad de Sant’Egidio. Rosen ha participado en sus Encuentros Internacionales de Oración por la Paz desde sus inicios, y en uno de ellos conoció a Sakouta, a quien luego invitó a su país. «Es uno de mis primeros amigos musulmanes», afirma, y una de muchas buenas amistades que han surgido en estas reuniones y que «enfatizan lo que tenemos en común toda la humanidad».

Del 15 al 17 de septiembre, Rosen visitará Madrid para participar en una nueva edición, al que asistirán más de un centenar de ponentes: políticos, intelectuales, economistas, periodistas y líderes de distintas confesiones y religiones, como el patriarca caldeo, Luis Rafael Sako, el metropolita Hilarión, responsable de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, o el rector de la Universidad de Al-Azhar en Egipto, Mohammed Al-Mahrasawi. Después de dos días de mesas redondas, el encuentro concluirá el día 17 con distintas oraciones por la paz según religiones, seguidas de una gran procesión que concluirá en la plaza de la Almudena.

Acostumbrado a todo tipo de encuentros interreligiosos, David Rosen resalta que los de Sant’Egidio «han logrado mantener vivo y visible internacionalmente el espíritu de Asís, y preservar el legado de san Juan Pablo II».

El programa completo del encuentro puede consultarse en la web paz2019.org.