Javier Vicente Montero: «La Virgen de La Herrería da sentido al corazón de El Escorial»
Con el mes de septiembre pisándole los talones al caluroso y veraniego agosto, muchos fieles se visten con sus mejores galas para celebrar las tradicionales romerías madrileñas. Uno de ellos es Javier Vicente Montero, hermano mayor de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora la Virgen de la Herrería desde hace 31 años.
Vicente nació en El Escorial en plena Guerra Civil. Hoy, 76 años después, mantiene la misma mirada y la misma fe que entonces. Una confianza ciega puesta en la Virgen, en esa Madre que nunca le ha abandonado y que no consigue sacar de su corazón generoso, entregado y fiel: «Ella transforma las vidas y aglutina a todo el pueblo, no solo el día de la romería, sino los 365 días del año. Yo la quiero muchísimo, no lo puedo remediar».
La localidad de El Escorial festeja el primer domingo de septiembre, este año día 1, la tradicional romería en honor a su patrona, la Virgen de la Herrería. Por ello, la parroquia San Bernabé (Iglesia, 9), donde Vicente fue monaguillo y sacristán, acoge un amplio programa de cultos en su honor, organizado en colaboración con la hermandad.
El hermano mayor detalla cómo nació esta fiesta y cómo respira el corazón del pueblo escurialense ante la mirada de la Virgen que lo custodia.
¿Cómo vive El Escorial esta festividad tan especial?
Esta es la fiesta que vive El Escorial con más intensidad, porque es la fiesta patronal de san Bernabé. Procede de siglos, además. De hecho, Felipe II, en su tiempo, mandó hacer una capilla preferente para la Virgen de La Herrería. El año que viene celebramos 425 años de la consagración del templo. Y la Virgen lleva en El Escorial desde entonces; por lo tanto, imagina cómo la quiere la gente…
Desde entonces, ¿nunca se apagó la llama romera?
¡Al contrario! Cuando hubo la primera romería hace tantos años, la gente salió como lo hacen los reptiles en verano cuando sale el sol. Fue una cosa de primor. Y desde aquel día hasta ahora, el pueblo no ha dejado de acompañarla. Se visten de romeros, se tocan dulzainas y tamboriles, vienen personas de muchísimas zonas de España… ¡Es una fiesta preciosa!
¿Qué tiene la Virgen para que la quieran tanto?
La Virgen de La Herrería conforma y da sentido al corazón de El Escorial. Pero totalmente. Transforma las vidas y aglutina a todo el pueblo. Con Ella, no hay rojos, azules, blancos o amarillos. Somos todos iguales.
Como hermano mayor, desde su lado personal, ¿qué significa para usted caminar, durante tantos años, de su mano?
Llevo de hermano mayor desde el año 1988. Desde esa fecha, no he dejado de hacer una sola romería. Ya voy un poco cansado, la verdad, porque estoy a punto de cumplir 77 años, y ya lo voy notando. Pero a la Virgen la quiero tanto… Además, me siento muy querido y respetado, tanto por el pueblo como por todas las personas que conforman la hermandad, así que aquí sigo. Y creo, sinceramente, que he hecho una labor muy importante.
Se percibe enseguida su ser creyente y que su responsabilidad en la hermandad viene por una fuerza mayor…
Yo estudié con los salesianos, y siempre me dijeron que la obra más perfecta de la creación es, después de Cristo, la Virgen Santísima. Y para mí lo es, y yo la quiero con locura. Es lo que siento, y siempre lo he llevado a pies juntillas.
¿De quién se acuerda cuando mira a la Virgen de La Herrería?
Me acuerdo, de manera especial, de mi abuelo. Antiguamente, los mayordomos tenían el cetro en casa porque acompañaban en los entierros, y ahí fue donde vi yo el primer cetro de un mayordomo. Era de mi abuelo, y pertenecía a la Virgen de La Herrería. En realidad, me acuerdo de muchos detalles y de muchas personas. Sobre todo de la Virgen que había aquí antes de la guerra, que era una maravilla de imagen, la primitiva, la que bajó de La Herrería en el año 1595.
¿Por qué debe acudir la gente a participar de la romería y de esta gran fiesta?
Lo más importante es que quieran a la Virgen. La romería es una fiesta muy bonita y con mucho colorido, donde nadie es extraño y donde cualquiera está invitado, pero eso no es lo más importante. Lo esencial es que la Virgen está en la iglesia los 365 días del año. Yo la quiero muchísimo a la Virgen, como habrás podido comprobar, y no lo puedo remediar…