El testimonio de una madre adolescente salvó al hijo de Gonzalo. El domingo, él hará lo mismo
Gonzalo será una de las voces que este domingo, 24 de marzo, se alzará en defensa de la vida en la Marcha Sí a la Vida, en Madrid. Cuando a los 19 años descubrió que iba a ser padre, la valentía de Marta Páramo, que tuvo una niña a los 16, los animó a él y a su novia a seguir adelante. «Soy increíblemente feliz», asegura.
«Al principio sufrimos mucho y pasamos muchísimo miedo. Tienes 19 años, y tus padres te han preparado una vida: la carrera, trabajar, casarte y tener hijos. ¡Y de repente vas a ser padre! Lo primero que pensamos fue que eso no nos podía pasar a nosotros, por qué», relata Gonzalo a Alfa y Omega. En ese momento, su reacción fue «cómo podíamos quitarnos el problema de encima de la forma que menos nos afectara». Como estaban muy descolocados, se dieron unos días para tranquilizarse y pensar qué camino seguir.
Educado en un colegio católico, el Everest, Gonzalo se consideraba contrario al aborto; aunque esta situación puso su convicción a prueba. «Decías “si algún día me pasa, claro que seguiré adelante”. Pero no tienes ni idea hasta que ocurre. Cuando defendía la vida en el instituto en el que hice 2º de Bachillerato, mis compañeros me decían “ya veremos si algún día te pasa a ti”» comenta ahora, riéndose de la ironía.
«Viendo a esa niña…»
Efectivamente, no es lo mismo pensarlo que vivirlo. En esos días de incertidumbre, Gonzalo se acordó de que poco antes, en el colegio, les habían puesto un vídeo con el testimonio de Marta Páramo. Madre a los 16 años, desde entonces ha compartido varias veces su testimonio en entrevistas y en actos provida. En su día Gonzalo no le prestó demasiada atención, «fue más bien algo anecdótico»; pero ahora se acordó de esta chica.
«Quién mejor que ella para contarnos cómo afrontarlo», pensó. La localizó por Facebook y le pidió quedar los tres juntos. «Me dijo que claro, y vino con su hija. Cómo íbamos a optar por la salida fácil viendo a esa niña… Marta nos contó su historia de una forma increíble, y nos dijo que si ella había podido, nosotros teníamos una gran oportunidad de demostrara que también éramos capaces. Decidimos tirar hacia delante».
Reconoce que no ha sido fácil. «Mis padres no se lo tomaron muy bien. Con 19 años, les rompes los esquemas. Es algo que no te afecta solo a ti, sino a tus padres, hermanos…». Ahora que el pequeño Lucas ya tiene cuatro meses, «se les cae la baba, hasta tal punto que cuando el niño está en casa el que menos está con él soy yo –ríe–. Y la relación entre nosotros tampoco tiene nada que ver. Hay muy buen rollo y ganas de ayudar».
«Debo asumirlo yo»
Otro cambio que este joven ha notado en su vida es que «hace dos años me quejaba todo el rato de que no tenía tiempo para nada. ¡Y lo único que hacía era estudiar, jugar al tenis y quedar con mis amigos! Ahora la situación te obliga a sacar tiempo. Voy a la universidad por la mañana, y por la tarde trabajo dando clases de tenis. Desde el principio, quise que mis padres vieran que de verdad me quería hacer cargo del niño. Aunque ellos después se ofrecieron a ayudarme, debo asumirlo yo». Entre su trabajo y los regalos de mucha gente, «mis padres casi no se han gastado ni un euro».
También destaca las facilidades que le han puesto en la Universidad Francisco de Vitoria. «El niño iba a nacer en plenos exámenes, y me dijeron que no me preocupara, y que entregara los trabajos más tarde. Eso me facilitó mucho las cosas».
«¿Cómo tenemos relaciones a estas edades?»
Estudiando, trabajando y haciéndose cargo de su hijo algunos ratos a la semana, Gonzalo subraya que también tiene tiempo para seguir viendo a sus amigos, aunque ahora ellos van más a su casa. Y, entre toda esa actividad, también se le ocurrió ofrecerse para dar su testimonio este domingo en Madrid en la Marcha Sí a la Vida. La manifestación saldrá a las 12 del mediodía de la esquina de Serrano con Ortega y Gasset, y llegará a la Puerta de Alcalá.
«Se me ocurrió un día –recuerda– pensando en cómo Marta Páramo nos había ayudado a cambiar de opinión. Pensé que si con mi testimonio se podía salvar también aunque fuera solo una vida, estaría satisfecho. Quiero decir a todos los padres y madres que ahora estoy increíblemente feliz. Y que si alguien se enfrenta a una situación similar a la mía, aunque ya hayan metido la pata, están a tiempo de no meterla hasta el fondo abortando. Hoy hay mil ayudas», como las que ofrecen las entidades convocantes de la manifestación.
Su mensaje a favor de la vida va, además, unido a otra reflexión: «¿Cómo podemos estar teniendo relaciones sexuales a estas edades, por ejemplo en Bachillerato? No somos conscientes de lo que conlleva, ni de todo lo que puede venir detrás».