La Iglesia trabaja por promover la paz en la frontera entre la India y Pakistán
Después del atentado que el 14 de febrero se saldó con la muerte de 44 soldados en Cachemira, diversas diócesis de la India y Pakistán han organizado marchas y vigilias por la paz entre los dos países. Los obispos pidieron que «en este momento grave», «nuestra querida nación actúe con sabiduría y la gracia de Dios»
Mientras la tensión fronteriza entre la India y Pakistán por la región de Cachemira escala, la Iglesia católica en ambos países intenta ser un germen de paz. Después del atentado suicida que el 14 de febrero se saldó con la muerte de 44 soldados indios en el área de Pulwama, la Conferencia Episcopal de la India hizo público un comunicado en que mostraba su dolor por «el cobarde ataque» y recordaba que «la violencia no resuelve ningún problema». También pedía que, «en este momento grave», «nuestra querida nación actúe con sabiduría y la gracia de Dios».
El ataque, reivindicado por el grupo islamista pakistaní Jaish-e-Mohammad (Ejército del Profeta), ha sido el peor contra personal militar desde el comienzo de la violencia secesionista en Cachemira en 1989. Cuatro días después, otros cuatro soldados, tres milicianos y un civil murieron en un tiroteo.
Monseñor Iván Pereira, obispo de Jammu-Srinagar, bajo cuya jurisdicción cae Cachemira, pidió mantener la paz y que se fomente la tolerancia religiosa. «Tenemos que abortar los maliciosos planes de los criminales» de que los atentados sean el comienzo de una oleada de violencia. Se teme, por ejemplo, que la gente busque vengarse contra habitantes de la región que residan en otras zonas de la India.
En respuesta a estas palabras de los obispos, la Iglesia ha organizado todo tipo de actos a lo largo y ancho del país. En la capital económica, Bombay, la archidiócesis celebró el miércoles una celebración en memoria de los caídos, y ha pedido a las parroquias que celebraran servicios similares durante este fin de semana.
En Calcuta, diversos grupos cristianos pusieron en marcha un tributo a las víctimas que duró tres días. Comenzó el lunes con una procesión de antorchas, continuó el martes con una oración por la paz ante la tumba de santa Teresa de Calcuta, y concluyó el día 20 con una oración ecuménica.
«Queremos decir a las familias de los soldados fallecidos y heridos que en este momento de pérdida irreparable, estamos con ellos. Toda la nación está con ellos», explicó Angelina Jasnani, una de las organizadoras.
Estas iniciativas de la Iglesia también han tenido su eco al otro lado de la frontera. En Pakistán, la Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso y el Ecumenismo, presidida por el arzobispo de Lahore, monseñor Sebastian Francis Shaw, organizó una marcha que, desde la catedral católica del Sagrado Corazón de la capital de Punjab, alcanzó la frontera con la India, donde tuvo lugar una solemne ceremonia de oración por la paz.
En declaraciones a L’Osservatore Romano, el arzobispo Shaw enfatizó «la urgente necesidad de relanzar un mensaje de paz y fraternidad, para evitar nuevos vientos de guerra». «Deseamos comprometernos juntos –dijo– para continuar una misión de paz, armonía y solidaridad».
Inayat Bernard, rector de la catedral, aseguró que «India y Pakistán tienen mucho en común y pueden llegar a un acuerdo que traerá beneficios a sus respectivas poblaciones. La paz es un bien posible y es el mejor regalo».
El conflicto entre la India y Pakistán por Cachemira se remonta a la partición de 1947, después de la independencia del Reino Unido. Ha sido la causa de dos guerras, a finales de esa década y en 1965. En los últimos años, la región vive una violencia que, aunque de baja intensidad, se ha cobrado entre 47.000 (cifra oficial) y 100.000 víctimas mortales.
Los esfuerzos de la minoritaria Iglesia católica por la paz coinciden, paradójicamente, con un recrudecimiento de la violencia sectaria contra las comunidades cristianas. En el mes de enero, según el United Christian Forum Helpline (Línea de Ayuda del Foro de Cristianos Unidos) se produjeron 29 episodios de violencia contra cristianos indios, en 13 estados de la India. Entre los heridos, hay 26 mujeres y 25 niños. En ninguno de estos casos la Policía a presentado una denuncia oficial.
En 2018, la tendencia fue de unos 20 incidentes al mes, según la Alianza en Defensa de la Libertad, de la que depende la línea telefónica. El estado más propenso a la violencia sigue siendo el de Uttar Pradesh, en el noreste del país. Allí se han concentrado nueve de los 29 ataques.
UcaNews / L’Osservatore Romano / Vatican News