Obispos en clave misionera
El año que se acaba deja en Madrid tres nuevos obispos auxiliares que, junto al cardenal Osoro y monseñor Martínez Camino, están recorriendo las diferentes realidades de la Iglesia en la capital. Ejemplifican así la Iglesia en salida que pide el Papa Francisco en la Evangelii gaudium, el documento programático de su pontificado
2018 trajo tres nuevos obispos auxiliares para Madrid –Jesús Vidal, Santos Montoya y José Cobo–, aunque sus nombramientos se conocieran horas antes de que se extinguiese 2017. Tres pastores más (se suman al cardenal Osoro y a monseñor Martínez Camino) para servir a la Iglesia de Madrid y llevar a todos los rincones de la diócesis más a menudo el aliento del Buen Pastor. Ministros para hacer presente a Dios en medio del mundo. Obispos en clave netamente evangelizadora, como pide continuamente el Papa en sus alocuciones y a través de sus nombramientos.
Los auxiliares de Madrid, con un perfil muy similar a los nuevos auxiliares de la archidiócesis de Barcelona, nombrados solo unos meses antes (curas de parroquia, con experiencia en las periferias y también en responsabilidades de gobierno pastoral) ejemplifican la renovación misionera en las diócesis, con el ingrediente imprescindible de la cercanía humana. Se puede comprobar en las visitas pastorales que los nuevos obispos están llevando a cabo en Madrid. «La experiencia central es el encuentro con la gente, que, además, valora mucho la cercanía de los obispos», explica Jesús Vidal. Lo que a él más le ha tocado –asegura– es la colaboración de la vida consagrada en las parroquias y las visitas a los colegios. En este sentido, Vidal confirma la voluntad de salir al encuentro de los hombres y mujeres de hoy: «La parroquia no es solo el templo, sino también los cristianos que habitan en su territorio. Por eso, cuando hago una visita, el párroco me lleva a dar una vuelta por el barrio, al mercado…».
José Cobo incide en que para él «todo fue una novedad», aunque reconoce que haber sido vicario territorial le ha ayudado a situarse. «Cambia la forma de mirar las cosas», reconoce. Y añade que también ha sido fructífera la vida en común y el trabajo conjunto. Sobre las visitas pastorales, apunta que le han ayudado a situarse, a acercarse a las distintas realidades de la Iglesia. A su juicio, el obispo debe estar presente para acompañar todos los procesos de conversión pastoral, apoyar cambios reales y convocar a la misión. Cobo apunta dos claves: una línea más misionera y más comunión y trabajo conjunto en la Iglesia.
El año que termina ha estado marcado en la archidiócesis de Madrid por la culminación del Plan Diocesano de Evangelización (PDE), que ha desembocado en la celebración hasta junio de un Año Jubilar Mariano –coincidiendo con el el 25 aniversario de la consagración de la catedral de la Almudena–, y por la defensa decidida de los Pactos Globales en materia de migrantes y refugiados. El cardenal Osoro convocó en junio a representantes de las tres administraciones para subrayar la dimensión moral de esta cuestión y ofrecerles la colaboración de la Iglesia. Con el Gobierno central aún pendiente de nombramientos, participaron la alcaldesa, Manuela Carmena, y el presidente de la Comunidad, Ángel Garrido, además de la filósofa Adela Cortina.
No menos importante ha sido la labor que la archidiócesis de Madrid ha realizado en las periferias de la justicia social. Ahí se ha significado claramente a favor de los migrantes y refugiados; de los que pierden sus casas, víctimas de desahucios; de los sin techo; y de aquellas personas que sufren la explotación sexual…
En lo que se refiere al PDE, han pasado tres años de trabajo, con 10.000 personas implicadas. ¿En qué va a cambiar la Iglesia en Madrid tras el PDE? «La diócesis es como un trasatlántico muy grande, que aunque vire un grado su rumbo parece que no se nota pero a la larga sí lo hace –explicaba en estas páginas el responsable de Evangelización–. Para Madrid virar un grado es mucho, y eso hace que a partir de ahora ya no se podrá pensar, impulsar o innovar nada sin esta orientación. Lo que hemos hecho ha sido sembrar, y ese grano dará fruto».