Ana tiene 8 años y va a hacer la Primera Comunión este curso. El sábado pasado fue la primera vez que participó en Sembradores de Estrellas. «Me puse una gorra y repartí estrellas a la gente para anunciar que Jesús venía», cuenta. Aunque hacía un poco de frío en Zamora, la ciudad en la que vive, hubo muchos niños «y nos lo pasamos muy bien».
Los mayores que se acercaban dijeron que les parece muy bien la iniciativa. «Me preguntaban –cuenta Ana– si me tenían que dar algo». Pero los niños no piden nada de dinero, solo anuncian que Jesús nace esta Navidad. Pese a todo, un señor insistió en darle 25 céntimos, que fueron directamente a una hucha en la que Ana va a meter una parte del aguinaldo que reciba esta Navidad para dárselo a los misioneros.
José María Rodríguez-Veleiro, el delegado de Obras Misionales Pontificias en Ciudad Rodrigo, explica que Ana también es una misionera porque «al igual que el ángel anunciaba la Buena Noticia a los pastores de Belén, lo que hacen los misioneros es salir al mundo a anunciar que Jesús ha nacido». Justo lo que Ana y sus amigos de catequesis en la iglesia de San Torcuato hicieron el sábado en Zamora. «Tienen que comunicar lo que hayan vivido a otros niños porque son misioneros en su propio ambiente», les encarga José María.
Con Jesús a Belén
Ana no solo piensa en los misioneros cuando está en catequesis. También en su cole, Santísima Trinidad Amor de Dios, ella y sus compañeros tienen un rincón misionero. Como nos cuenta Cristina, una profesora del cole y la mamá de Ana, las Hermanas del Amor de Dios «ponen cada mes en este rincón algo de los países en los que están». Otras veces, «los misioneros les envían alguna cartita» que hace pensar mucho a los niños del cole.
Además, este rincón tiene un belén para que los niños lo aprendan todo sobre la infancia de Jesús. ¿Y qué relación hay entre la Navidad y los misioneros? Nos lo explica otra vez José María: «Los personajes que están en el portal son todos misioneros porque salen a contar lo que han visto».
¿Pero puede ser un niño misionero? ¡Es demasiado pequeño para marcharse en avión a África! Sin embargo, no hace falta irse muy lejos para anunciar la buena noticia. Ana lo intenta hacer todos los días en Zamora: «Sobre todo –dice– hay que ayudar a la gente que nos cae mal porque Jesús ayudaba y perdonaba a la gente que le quería matar». Es muy fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo. Por eso Ana pide a los mayores «que nos ayudéis a los niños», que a veces ya tienen mucho trabajo con obedecer a papá y a mamá.