Revolucionar los corazones para defender la vida
Objetivo: los corazones. Herramienta: la oración. Éste fue el mensaje que el arzobispo de Madrid, cardenal Rouco Varela, y el obispo de Alcalá, monseñor Reig Pla, ofrecieron durante las Jornadas Da la vida. Convencidos de que la vida humana está amenazada, desde la Provincia Eclesiástica de Madrid se quería, con este encuentro, invitar a todos los católicos a emprender una revolución social para construir una cultura por la vida
Los argumentos a favor de la vida «están todos dados», aseguró monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, al inaugurar las Jornadas marianas por la vida y la familia Da la vida, que se celebraron, el fin de semana pasado, en el Pabellón Multiuso I de la Casa de Campo, de Madrid. «La batalla entre la vida y la muerte -explicó el obispo- ya no se decide con argumentos, sino en los corazones». Una batalla en la que hay esperanza, porque, «con María, está llamada a ser vencida».
Monseñor Reig explicó que es importante pedir al Señor que quite la «dureza de corazón de quienes promueven» y sostienen «leyes indignas contra la vida humana», y «de quienes hacen negocio con la muerte». También se hace necesario «iniciar un movimiento que afecte a las conciencias y origine una cultura de la vida». En esa revolución, es imprescindible contar con el genio femenino, revalorizar la grandeza de la mujer y la maternidad. «Queremos que las mujeres sean respetadas, valoradas, dignificadas. Un nuevo modo de concebir la cultura respecto a la mujer para no caer en feminismos reduccionistas que hacen a la mujer menos de lo que es».
En este sentido, el obispo de Alcalá subrayó la importancia de iniciativas como los Proyectos Ángel y Raquel, de ayuda a mujeres embarazadas y que sufren síndrome postaborto, para que el ámbito parroquial no sea sólo un lugar de oración, sino también de «servicio por la vida; de custodia de aquellas mujeres que se sienten tentadas a abortar».
Recuperar la verdad del hombre
Durante la Eucaristía de envío del domingo, presidida por el arzobispo de Madrid, y concelebrada por los obispos de Alcalá, monseñor Reig Pla; de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar; y por el Presidente de la Conferencia Episcopal de la República Democrática del Congo, monseñor Nicolas Djomo, el cardenal Antonio María Rouco se preguntó por qué la vida humana está hoy tan amenazada. Ante cientos de fieles, respondió: «Porque el hombre no ha querido conocer la verdad de Dios y, por lo tanto, su propia verdad».
El arzobispo de Madrid lamentó que el Príncipe de las tinieblas haya engañado al hombre haciéndole creer que puede ser su propio Dios, y recordó que, «para conocer lo que es la vida, hay que conocerse humano, saber de dónde se viene. La razón sola no sabe explicarlo todo». No es con la razón con lo que se explica el Sí a la vida de un matrimonio en dificultades, ni la enfermedad terminal de un niño, ni el valor de la vida de un anciano con Alzheimer. «Corrientes culturales de pensamiento y expansión mediática, política y jurídica dicen que esas vidas no valen», lamentó Rouco. Una realidad, añadió, que se acerca a la tremenda expresión de la Segunda Guerra Mundial: vidas no dignas de ser vividas.
Ante ese hecho, «hay que responder conociendo la verdad de la vida»: el misterio de Cristo, «que nos señala con claridad que la vida es don y que hay que vivirla para darla». Cuando el hombre se vacía de sí para llenarse del Espíritu Santo y, por tanto, de Amor, descubre y siente esa necesidad de amar y de dar la vida, y descubre en las vidas frágiles e inocentes la mayor fecundidad. Para ello, el cardenal Rouco animó a vivir con humildad: «Para comprender dentro de la fe el Evangelio de la vida, hay que comenzar por hacerse como niños, que entienden muy bien qué es dar la vida».
Y, del mismo modo que había hecho monseñor Reig Pla, terminó su discurso recordando la herramienta para alcanzar esta cultura de vida y amor: «Oración a la Virgen, nuestra Madre, que lo es también de Aquel que es la Vida. Con ella y por ella, empezamos a escribir un nuevo capítulo de la promoción del Evangelio de la vida».
Antes de la Eucaristía de envío de las Jornadas, se celebró el congreso Concebir una nueva sociedad para la vida, en el que varios expertos ofrecieron algunas claves para llevar a cabo el cambio pedido en las Jornadas:
–«Con los abortos realizados en España en quince días, se cubriría la lista de adopción de un año entero. ¿Por qué no se casan estos datos?» (Mónica López Barahona, experta en Bioética)
–«Los que deberían apoyarnos desde la política no tienen miedo de no hacerlo porque somos un voto cautivo y, además, desorganizado. Hay que apostar por la sociedad civil» (Óscar Vara, economista)
–«No nos hemos terminado de creer lo que decía Benedicto XVI» sobre la «emergencia educativa. Los colegios católicos tienen que preguntarse por qué los chicos que estudian en ellos apenas se confirman, y abandonan la fe católica en cuanto llegan a la madurez» (Elio Gallego, profesor de Filosofía del Derecho).
–«Se exige muy poco en el sistema educativo y se forja una personalidad débil» (María Lacalle, Directora del Centro de Estudios de la Familia en la Universidad Francisco de Vitoria)