Nobel de la Paz por combatir la violencia sexual en la guerra - Alfa y Omega

Nobel de la Paz por combatir la violencia sexual en la guerra

El congoleño Denis Mukwege y la iraquí Nadia Murad ganaron este viernes el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para terminar con el uso de la violencia sexual como arma de guerra y en conflictos armados. Mukwege «ha dedicado su vida a defender a las víctimas de violencia sexual en tiempos de guerra» y Murad «es el testigo que habla de los abusos perpetrados contra ella y contra otros», argumentó el comité Nobel para conceder el galardón

Redacción
Foto: EFE / Patrick Seeger.

El ginecólogo congoleño Denis Mukwege denunció en 2012 la impunidad de las violaciones en el Congo y que el control del coltán (mineral usado para fabricar móviles y ordenadores) está detrás de la violencia en el país. Meses después sufrió un intento de asesinato, el hospital cristiano en el que trabajaba fue arrasado y tuvo que exiliarse en Bélgica. En 2013 volvió a su país y fundó el Hospital de Panzi. Allí trata a «mujeres que han sido violadas por varias personas, en ocasiones a la vez; mujeres que han sido violadas en público y que, después, han sido torturadas en su aparato genital», como él mismo contó en una entrevista a Alfa y Omega en 2014, tras recibir el Premio Sajarov.

Declaro asimismo que «detrás de estas violaciones hay siempre un objetivo económico, que en el caso de la República Democrática del Congo es la lucha por el comercio del coltán». Crítico con la comunidad internacional, apela a los líderes a que «impidamos a los que se sirven de las violaciones como arma de guerra todo tipo de viajes, prohibirles tener cuentas bancarias, aislarlos todo lo posible. Tenemos la responsabilidad de combatir para que los verdugos reciban condenas».

Nadia, la yazidí resiliente

En cuanto a Nadia Murad, el Comité Nobel ha señalado que es «una de las cerca de 3.000 niñas y mujeres que han sufrido abusos sexuales como parte de la estrategia militar de Estado Islámico que usaban ese tipo de violencia como arma contra los yazidíes y otras minorías religiosas». Tras tres meses de cautiverio, logró escapar y empezó a denunciar los abusos que habían sufrido ella y otras mujeres. «Tuvo el extraordinario coraje de contar su propio sufrimiento y de ayudar a otras víctimas«, asegura el Comité Nobel.