El Papa pide a los obispos combatir el clericalismo, que fomenta el encubrimiento de los abusos sexuales
El clericalismo –les advierte Francisco a los obispos de territorios de misión– es un «modo anómalo de entender la autoridad en la Iglesia», que resulta ser «muy común en numerosas comunidades donde se han verificado comportamientos de abuso de poder, de conciencia y sexual»
El Papa ha instado a los obispos recientemente consagrados de los Territorios de Misión a combatir los abusos en todas sus formas y luchar contra el clericalismo que ha fomentado los encubrimientos.
«Huid del clericalismo, modo anómalo de entender la autoridad en la Iglesia, muy común en numerosas comunidades donde se han verificado comportamientos de abuso de poder, de conciencia y sexual, ha reclamado el Pontífice ante 74 obispos nuevos provenientes de 34 países que participaron en el Seminario promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Y ha agregado: «El clericalismo corroe la comunión, en tanto que genera una escisión en el cuerpo eclesial que fomenta y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos».
Durante su discurso ante el grupo episcopal que se encuentra en el Vaticano para recibir formación pastoral, el Papa les ha pedido que «sean pastores» y que «no busquen su propia gloria». De este modo, ha precisado que la Iglesia «necesita unión» y no «solistas fuera del coro o líderes de batallas personales». Para el Papa, el obispo «no sufre de falta de protagonismo», sino que «vive arraigado en el territorio, rechazando la tentación de alejarse con frecuencia de la diócesis».
«No es noticia en los periódicos, no busca el consenso del mundo, no está interesado en proteger su buen nombre, sino que ama tejer la comunión involucrándose en primera persona», ha especificado.
El Santo Padre ha reivindicado una Iglesia en salida que anuncia el Evangelio «en camino». «El obispo no vive en la oficina, como administrador de la compañía, sino entre la gente, en las calles del mundo, como Jesús», ha señalado explicando además que el auténtico pastor «sale de sí mismo para encontrarse a sí mismo, no le gusta la comodidad, no le gusta la vida tranquila y no ahorra energías, sino que trabaja para los demás, abandonándose a la fidelidad de Dios».
«Si busca puestos y seguridades mundanas, no es un verdadero apóstol del Evangelio», ha asegurado a este respecto.
Finalmente, les ha pedido que defiendan a las familias frente a «una cultura que transmite la lógica de lo provisorio y favorece los derechos individuales» porque «siguen siendo las primeras células de todas las sociedades y las primeras Iglesias».