Covadonga es una montaña única. No solo por su belleza —que también— sino por su vinculación a la fe y a la historia de España.
En 2018 se conmemoran tres aniversarios grandes relacionados con ese enclave astur donde la Virgen María se apareció a las fuerzas cristianas. El primero, el inicio de la rebelión contra los musulmanes en el 718, acantonados en Gijón a las órdenes del gobernador Munuza (que, por cierto, cuenta con una calle en esa villa). Don Pelayo y otros nobles asturianos se conjuraron contra los invasores en Cangas de Onís, a los pies de Covadonga. ¿La excusa? Los impuestos que debían pagar (hay cosas que no cambian). Cuatro años más tarde, en 722, comenzó la Reconquista. 1.300 años nos contemplan.
Este año se cumplen otros dos centenarios. Uno es la creación del primer parque nacional de España, iniciativa del marques de Villaviciosa, el gijonés Pedro Pidal. Político, geógrafo, escritor y montañero, Pidal coronó el Naranjo de Bulnes antes que nadie y también ganó nuestra primera medalla olímpica: plata en tiro en los Juegos de París 1900. Como buen cazador, le preocupaba la conservación del entorno natural, por lo que impulsó una modernísima ley sobre espacios naturales con el apoyo de Alfonso XIII. Gracias a esa norma nació el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (hoy, Picos de Europa), el primero en España. La denominación nacional evoca tanto a la nación como a los nacionales; es decir, a los españoles porque las reservas naturales iban a pertenecerles a ellos. En cierto modo, se trató de una creación patriótica.
También san Juan Pablo II se refiero a la patria cuando visitó Covadonga en 1989. En la Santa Cueva pidió que la Iglesia viviese en verdadera comunión y, tras leer una oración escrita por él mismo, permaneció 14 minutos en oración ante la Santina. En la Misa posterior afirmó que Covadonga constituía «una de las primeras piedras de Europa […]. El reino cristiano nacido en estas montañas definió una manera de vivir y de expresar la existencia bajo la inspiración del Evangelio».
Por último, en 2018 se celebra un siglo de la coronación de la Virgen de Covadonga. Al centenario lo acompaña un Jubileo que merece la pena ganar porque, según explica el arzobispo de Oviedo, fray Jesús Sanz: «María es reina de nuestro bien y de nuestra paz. No es una extraña […] sino que así coronada está a favor de la vida y del destino al que nos ha llamado el Señor para nuestra humilde felicidad y eterna dicha».
Palabras similares escuchará Felipe VI cuando visite Covadonga este sábado, festividad de la Virgen y día de Asturias. Justamente un siglo antes, Alfonso XIII participó en aquella coronación, a la que también asistió Pedro Pidal.
En Covadonga se unen la historia, la naturaleza y la fe. Por eso visitarla renueva el espíritu.