El Papa confiesa en Dublín «vergüenza» por «el fracaso de las autoridades eclesiásticas» ante «crímenes repugnantes»
Afirma que «la gravedad de los abusos subraya la importancia de proteger a los menores y adultos vulnerables»
Cogiendo el toro por los cuernos, el Papa Francisco ha confesado el sábado en su primer discurso en Irlanda su «sufrimiento y vergüenza» por los abusos sexuales de menores, que significan «el fracaso de las autoridades eclesiásticas –obispos, superiores religiosos, sacerdotes y otros– al afrontar claramente estos crímenes repugnantes».
Ante el presidente de la República, las autoridades de Irlanda, los líderes sociales y el cuerpo diplomático, el Papa ha reconocido «el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos de menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y educarlos».
El «fracaso de las autoridades eclesiásticas» encargadas de protegerlos ha suscitado indignación y permanece como causa de sufrimiento y vergüenza para la comunidad católica. Yo mismo comparto estos sentimientos».
Francisco ha recordado que ya Benedicto XVI en una carta a los católicos de Irlanda les urgía en 2010 a tomar medidas «verdaderamente evangélicas, justas y eficaces en respuesta a esta traición de la confianza». Desde entonces, la incidencia de nuevos abusos ha sido mínima, pero siguen saliendo a la luz miles de casos repugnantes cometidos sobre todo en el siglo pasado.
Como preámbulo a su participación en el Encuentro Mundial de las Familias, el Papa ha reiterado en el discurso a las autoridades que «cada niño es un regalo precioso de Dios que hay que custodiar para que despliegue sus capacidades y llegue a la madurez espiritual y la plenitud humana».
En tono de esperanza, ha manifestado su deseo de que «la gravedad de los escándalos de abusos, que han hecho emerger las faltas de muchos, sirva para recalcar la importancia de la protección de menores y adultos vulnerables por parte de toda la sociedad».
En Irlanda ha habido un fracaso de la Iglesia, pero también de las autoridades policiales y judiciales, que miraban hacia otro lado en medio de la tragedia. La ley que obliga a denunciar los abusos de menores fue aprobada hace tan solo tres años.
Durante el vuelo de Roma Dublín, el Papa estaba sereno, contento y optimista. Cuando decidió hace tres años en Filadelfia que el próximo Encuentro Mundial de las Familias tuviese lugar en Dublín, lo hizo precisamente para estar hoy aquí abordando el vergonzoso problema de los abusos, y llamar a una mayor responsabilidad tanto de la Iglesia como del resto de la sociedad pues el volumen total de casos es muy alto fuera de las instituciones religiosas y educativas, pero no se aborda en público por ser todavía «tabú» los problemas domésticos.
Encuentro
A su llegada a Dublín, el Papa se desplazó a la residencia del presidente de la Republica, Michael Higgins, y a continuación al histórico Dublín Castle para el encuentro con las autoridades.
Su programa para la tarde incluye un encuentro con fieles católicos en la catedral, una visita al centro de acogida diurna a familias sin techo que dirigen los capuchinos y, a última hora, el encuentro festivo en un estadio con ochenta mil participantes en el Encuentro Mundial de las Familias.
Además de testimonios y un discurso del Papa, el «Festival de las Familias» incluye actuaciones de Riverdance y del tenor Andrea Bocelli.
Juan Vicente Boo / ABC