Es momento de dedicar a este libro el tiempo reposado que exige. Es el segundo poemario de un joven que se alza como una de las más atractivas promesas de nuestro país, un artista, por otra parte, polifacético desde su formación audiovisual a quien hay que seguir la pista muy de cerca y del que debe disfrutarse siempre que se pueda en recital donde sus versos se crecen para sobrepasar las hechuras clásicas a la conquista de horizontes de ruptura. Imágenes poderosas hasta rozar el esplendor del surrealismo con mezcla de sentidos en preciosas sinestesias son grandes valores de esta lectura que atrapa. Poemas como «Anochecer urbano» y «Puzle urbano» son grandes motores para poetizar nuestro verano en la ciudad.
Javier Fajarnés Durán
Pregunta
Entre lo que leemos narrado en sus libros y lo que él declara sobre su obra, encontramos un desfase que pudiera parecer insalvable cuando Paul Auster se empecina con entusiasmo feroz en anular cualquier metafísica o trascendentalidad durante las entrevistas. Se emplea a fondo en «negar los absolutos», en hablar de Dios en términos de «nada infinita», mientras que sus temas recurrentes, sus casualidades, concepto de azar y abordajes sugieren radicalmente lo contrario. Estas amenas conversaciones sirven para reflexionar sobre la capacidad del genio de trascenderse a sí mismo en la obra artística. Atención a los interlineados, no engañan; y las irreverencias acaban revistiendo un deje entrañable.
Paul Auster
Seix Barral
Presentado como «el más brillante aforista en español del siglo XX», al autor (Bogotá, 1913-1994) se le invoca como «el solitario de Dios», subrayando su condición de «hombre aislado en su biblioteca, afanosamente construida, dedicado a la biblioterapia». La lectura de sus aforismos debe realizarse trabajando en paralelo su contextualización, y teniendo en cuenta su carácter reaccionario. Aun así, atizará fuerte a primer vistazo con perlas de impacto (muchas hoy se considerarían políticamente incorrectísimas): «Abundan los que se creen enemigos de Dios y solo alcanzan a serlo del sacristán»; «el creyente es superior al incrédulo porque la incredulidad es solución y la fe problema», o «la religión no se demuestra, se contagia».
Nicolás Gómez Dávila
Atalanta
Este es un diario de un gatuno primerizo, escrito en primera persona por el autor a quien, nos asegura, le ha cambiado la vida la verdadera protagonista, Mía. Es la gatita más guapa del mundo, blanca y parda, con la que comparte su día a día, e incluso los veraneos en Ribadesella. La quiere, la cuida y la mima, y su narración desenfadada transmite un afecto sincero y elemental que hace sonreír con anécdotas muy sencillitas de andar por casa cada poquitas páginas. A través de su relación sentimental con ella, le conocemos a él, sus miedos a perder o dañar a quienes ama, su forma de empatizar hasta las lágrimas con las cuitas ajenas cuando existe un ser vivo, frágil y desprotegido por medio.
Pedro Zuazua Gil
Duomo