La Sala de Escape en la que hay 150 millones de niños atrapados
Un experimento reproduce las condiciones de trabajo de los niños en las minas de oro de África. Cuatro adultos españoles prueban suerte. Transcurrida una hora, pulsan el botón de emergencia
«Necesitamos experimentar en carne propia para entenderlo». Pablo, profesor de Secundaria 55 años, fue uno de los participantes en The Unescape Room. Subiéndose al carro de la moda de las Escape Rooms (el juego consiste en resolver una serie de enigmas para poder salir de una sala), Unicef reprodujo las condiciones en una mina de oro en Camerún, en la que los trabajos más duros están reservados a niños, con jornadas de 12 horas.
«Aquí venís a trabajar. Esto no es el patio del colegio», les amenaza el capataz. Marta, farmacéutica de 29 años; José, abogado de 44, y Patricia, agente de seguros de 40, completan la cuadrilla. «Por cada kilo de oro os daré un código de esa puerta», les promete. Pero no es sencillo el cribado de la arena en esas condiciones, entre estrechos túneles que provocan claustrofobia, el olor a azufre y los gritos del patrón, que cuanto más oro aparece, más ávido del metal precioso se va volviendo.
Transcurrida una hora, los participantes, exhaustos, pulsan el botón de emergencia. Con ello inician la reproducción de un vídeo. Asatu, niña africana de 11 años, les pide imaginarse que esa fuese su realidad cotidiana, «trabajando 12 horas sin descanso, arriesgando tu vida por todo tipo de abusos. Y no solo en una mina, también en vertederos, mendigando, en fabricas o en el campo, como sirvienta o siendo explotada sexualmente». «Sin nadie que te defienda, sin nadie que grite por ti».
«En el mundo –recuerda Unicef– 151,6 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años se ven obligados o forzados a trabajar. Casi la mitad (73 millones), realizan trabajos peligrosos, como la manipulación de productos químicos, respirando sustancias tóxicas, el transporte de cargas pesadas o llevar a cabo labores en las alturas, bajo el agua, en recintos confinados o por la noche. África Subsahariana es la región con la más alta incidencia de niños trabajadores, seguida por Asia y América Latina».
En la campaña se incluyen historias como las de Kalala, de 13 años, que tenía solo cinco cuando empezó a trabajar en minas de diamantes. «Hay muchos peligros y nos hacen sufrir mucho», cuenta.
Pablo, Patricia, José… no sabían que estaban siendo grabados. Tras la experiencia firmaron sin dudarlo el consentimiento para que sus imágenes fueran utilizadas por Unicef contra la explotación infantil. «Tú puedes ser su botón de emergencia», es el mensaje que lanza esta campaña.