¡Feliz Pascua! Ha terminado la Semana Santa, y parece que su imagen más típica, las procesiones con imágenes de Jesús sufriente, quedan olvidadas hasta el año que viene. Pero «el cofrade auténtico siempre mira a la Resurrección, porque, sin ella, la Pasión y la muerte de Jesús no habrían servido de nada. La Pasión, muerte y resurrección de Jesús van en un pack: tiene que haber cruz, pero luego Resurrección».
Nos lo cuentan David y Damián Díaz-Cantelar, dos hermanos sevillanos que, desde pequeños, son cofrades de la cofradía del Baratillo, y ahora salen ya con sus hijos. También son los creadores de los cómics Viñetas cofrades, el último de los cuales está dedicado al Cristo de Medinaceli, de Madrid.
Damián nos explica que, salir de nazareno, «es una forma de fortalecer nuestra fe. Mucha gente participa sólo por tradición, pero la Semana Santa no tiene sentido» si no sirve para acompañar a Jesús en su Pasión, muerte y resurrección.
¿También la Resurrección? ¡Sí! «En Sevilla, la Semana Santa termina con la procesión de la Resurrección. Es reciente comparada con otras, pero cada año viene más gente a verla, aunque empieza antes de las cinco de la mañana del Domingo de Pascua. Despiertan a todo el barrio» para celebrar la resurrección de Jesús. Sin embargo, aunque sea una procesión festiva, también implica sacrificio y penitencia: «Vestirse de nazareno es cansado e incómodo. Pero así haces un poco de sacrificio» y te puedes unir a Jesús, que sufrió tanto por nosotros. Cuando estás acompañando un paso, «intentas recogerte, reflexionar y rezar», sobre «cómo unir la cruz y la resurrección de Jesús y hacerlas presentes en nuestra vida».
La Semana Santa, en cómic
David y Damián quieren hablar de esta cofradía de la Resurrección en una de sus próximas Viñetas cofrades. La idea de crear estos cómics nació porque «David y yo nos ganamos la vida con un estudio de publicidad. Y, como nos gustan mucho los cómics y la Semana Santa, se nos ocurrió mezclarlo». Cada año, sacan un cómic con la historia de varias imágenes de la Semana Santa de Sevilla. «Es una forma de contar estas historias de forma entretenida para llegar a la gente, y que no queden en el olvido».
Damián escribe las historias y describe todo muy bien para que los dibujantes sepan qué dibujar. Luego, David y algunos dibujantes colaboradores las ilustran. Es un esfuerzo dedicarle tiempo y dinero a este proyecto, pero vale la pena.
Sus cómics tienen mucho éxito: han vendido 12.000 copias entre los cinco que han sacado ya. «Tenemos muchos fans entre los más jóvenes. Y, además, todos los años nos recibe nuestro arzobispo, que nos ha apoyado mucho, porque le encanta nuestra labor».
«En una visita a Madrid –nos cuenta Damián–, nos sorprendió mucho ver las colas que se forman para besar los pies de Jesús. Era algo muy especial, y cuando indagamos en su historia, nos resultó increíble». Por este motivo, le han dedicado un número entero de Viñetas cofrades.
El Cristo de Medinaceli se hizo en un taller de Sevilla en el siglo XVII. Lo habían encargado unos monjes capuchinos para llevarlo a La Mamora, un territorio que entonces era español, en el Norte de África. Cuando los musulmanes tomaron la ciudad en 1681, el sultán Muley Ismail decidió enviar esta imagen a Mequinez, donde fue arrastrada por las calles como burla a los cristianos. Un monje trinitario que estaba allí quiso rescatarla, y ofreció al sultán darle el peso de la escultura en oro. Milagrosamente, cuando la pesaron pesaba poquísimo, y pudieron comprarla y enviarla a Madrid.