Le debo al Papa Francisco mi devoción a san José
Así lo cuenta la esposa de Guzmán Carriquiry, actual Secretario a cargo de la Vicepresidencia de la Pontificia Comisión para América Latina. A la casa romana de los Carriquiry, uruguayos llamados al servicio del Papa ya en el pontificado de Pablo VI, acudía su amigo el arzobispo de Buenos Aires siempre que viajaba a la Ciudad Eterna:
Custodio en mi corazón el regalo de las conversaciones tenidas en casa con el arzobispo Jorge Mario Bergoglio durante sus visitas a Roma. En ellas, hubo algo que le oí repetidas veces con mucho fervor: me enseñó a rezar a san José, y a rezarle con insistencia, con mucha insistencia, sobre todo por mis hijos y nietos. No se olvide –me decía– que san José es un carpintero, y a los carpinteros hay que insistirles mucho para que terminen y entreguen los trabajos que se les encomiendan…, suelen ser impuntuales, pero al fin cumplen con sus obras. Por eso, apenas electo Papa un 13 de marzo, tuve la certeza de que daría comienzo oficial a su ministerio el día 19, fiesta de San José, hombre justo, padre y custodio, y también ¡carpintero! Ningún regalo nos pareció mejor que una pequeña talla de madera, de factura latinoamericana, de san José durmiente, recibiendo en sueños los mensajes de Dios por medio del ángel. Es grande mi agradecimiento, pues le debo al Papa Francisco mi devoción a san José.
Lídice de Carriquiry