Fray Hernando, el arzobispo tras la Reconquista
La archidiócesis de Granada inicia los trabajos que lleven a la apertura del proceso de beatificación de fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de esta sede episcopal tras la reconquista de la ciudad (c. 1430-1507). Los indicios para ser declarado beato son muchos, entre ellos su actuación como consejero de la reina Isabel inspirada en criterios morales y de fe, y orientada al bien común del pueblo, así como un incansable trabajo por la evangelización de Granada, con un espíritu profundamente cristiano
Fray Hernando es una figura clave al servicio del origen de la Iglesia diocesana, con la creación de la catedral, monasterios y parroquias, además de un gran formador de sacerdotes. Religioso de la Orden de los Jerónimos, que vivió y murió con fama de santidad, reanudó la serie de obispos hispano-romanos, visigóticos y mozárabes de Ilíberis y de Elvira, interrumpida durante más de 350 años, sirviendo a la archidiócesis como arzobispo metropolitano durante más de 15 años.
El religioso fue llamado por la reina Isabel a ser su confesor, y después consejero real, tras descubrir su altura moral a raíz de un sermón de Adviento predicado a los frailes. El historiador Vicente Rodríguez, en su obra Isabel la Católica, en opinión de españoles y extranjeros, se refiere a fray Hernando como un «obispo tipo y ejemplar de lo que ha de ser el episcopado en la Iglesia; y, además, clave secreta del reinado de Isabel la Católica».
Fray Hernando trabajó por el bien común y su negativa a ser adulador de señores y nobles le valió la enemistad con ellos. «En esta enemistad se suele ver el origen de su encausamiento por la Inquisición una vez que murió la reina en 1504», señaló Manuel Reyes, capellán mayor de la Capilla Real de Granada.
La cercanía al pueblo, la constante preocupación por los pobres y marginados, incluso las mujeres de la prostitución hasta buscarlas personalmente para intentar su liberación, son rasgos de su ministerio. Asimismo –recuerda Manuel Reyes- «daba ejemplo personal, corregía con amor y con un espíritu profundamente humano, siendo esta su línea constante de actuar también en su ministerio episcopal, es decir, no gobernar desde el temor, sino desde el amor y el ejemplo propio, asumiendo los oficios más humildes».
Fue un arzobispo que mantuvo siempre un espíritu conventual. Veía en la formación de los sacerdotes una cuestión decisiva para el futuro de la Iglesia diocesana, y que, por sus años de profesorado, pastoral y catequesis, aplicó gracias a su rica experiencia educativa. Fruto de ese interés formativo en el presbiterio nacieron las casas de doctrina y las cátedras de Artes, Filosofía, Teología y Cánones en las «escuelas de la Iglesia» y en el convento de Santa Cruz la Real, «en funcionamiento en 1501 cuando todavía los edificios eclesiásticos estaban en construcción» (cfr. Catálogo de la exposición en Granada Fray Hernando de Talavera V Centenario, 1507-2007).
Asimismo, destaca su pastoral con los musulmanes y protegió a los llamados cristianos nuevos, los conversos al cristianismo desde el islam o judaísmo. En esa pastoral con otras tradiciones religiosas, aprendió el árabe y deseó que sus clérigos se dirigieran a los musulmanes y moriscos en su propio idioma. También hizo adaptaciones al pueblo en la liturgia y en el canto, y música al servicio de la liturgia. Su implicación en esta pastoral hizo que los musulmanes de la ciudad le llamaran el santo alfaquí. Todo esto hizo que sufriera persecución de la Inquisición, siendo declarado inocente de toda imputación heterodoxa en abril de 1507 por el Papa Julio II.
Ahora, 510 años después de su muerte, se han iniciado los trabajos previos para llevar adelante una posible causa de beatificación. Para estos trabajos se ha constituido una Comisión Histórica, que reunirá a historiadores que han venido trabajando en la vida del que fuera primer arzobispo de Granada tras la reconquista de la ciudad. Su objetivo es reunir y, en su caso, publicar, toda la enorme masa de documentación pertinente, documental e iconográfica, en orden a abrir el proceso diocesano y preparar lo antes posible una positio o documento sintético que presente a la Santa Sede las conclusiones del proceso diocesano, en el caso de que el resultado de ese proceso fuera positivo. El camino para reconocer la fama de santidad de fray Hernando de Talavera ya ha comenzado.