Los Mandamientos según Benigni
La vida es bella… Es el camino de hacerse pequeños, el recorrido que hacemos hasta ponernos en los brazos del Padre, como hacía aquel niño de la oscarizada película de Roberto Benigni. El cómico italiano, hace unas semanas, desplegó todo su ingenio para explicar Los Diez Mandamientos con un humor para tomárselo en serio
«Decía, hace algunos días, un gran artista italiano que, para el Señor, fue más fácil sacar a los israelitas de Egipto que quitar Egipto del corazón de los israelitas»: estas palabras del Papa Francisco durante el tedeum de fin de año enmarcan el combate del cristiano durante toda nuestra vida.
No lo citó expresamente, pero el artista al que se refería el Papa es Roberto Benigni, que a finales de año ofreció, a través de la RAI, dos sesiones sobre Los Diez Mandamientos. El autor de La vida es bella hizo un recorrido por las diez palabras de vida, «cada una más bella que la otra, que han marcado la historia de Occidente, la moral, la ética», explicó. Benigni reconoce, en «el relato del Éxodo, un ejemplo revolucionario, una inspiración para cualquier movimiento hacia la libertad. Los Mandamientos hacen bien a la salud del cuerpo y del alma; y los necesitamos, porque de la salud del alma depende nuestra vida».
Los Mandamientos son para nosotros un examen de conciencia, idóneos para esta Cuaresma que vivimos hoy. No nos cercenan, sino que nos empujan a la libertad. «Ser libre no es fácil –explica Benigni–. La libertad es algo fatigoso, es ser responsable de tus propias decisiones, y por eso hay tantos que no la quieren. Dios, en cambio, desea que nosotros aprendamos a ser libres. No hay nadie más rico que aquel que se posee a sí mismo».
Los abuelos y el silencio
El Dios del Éxodo, el Dios de Benigni, «es un Dios celoso, que ama y pide ser amado, que no desea entrar en nuestras cabezas tanto como en nuestros corazones», dice al comentar el primer mandamiento. De todos ellos, los que prefiere el italiano son Honrarás a tu padre y a tu madre y Santificarás las fiestas, porque «son de una gran belleza y me llevan al Paraíso». Sobre el primero, Benigni dice que es «solemne y dulce», y pide que se extienda también «a la abuela y al abuelo, que son el fundamento de la familia. Es necesario regalar a nuestros padres nuestro tiempo, eso que decimos siempre que no tenemos…».
Sobre el mandato del descanso, ironiza diciendo que «Dios, miles de años antes que Marx, creó el primero de los derechos de los trabajadores: el reposo»; y lo actualiza: «Hoy estamos conectados con todo el mundo, pero desconectados de nosotros mismos». Dios nos pide «recuperarnos a nosotros mismos, recuperar el silencio. El día de fiesta es también el día de la relación con los otros». El silencio es importante, «porque nuestro cuerpo va siempre a la carrera, pero nuestra alma se queda siempre atrás. Debemos detenernos, o de otro modo perderemos el alma para siempre».
No tomarás el nombre de Dios en vano «quiere decir no frustrar a Dios haciendo vana nuestra vida»; pero también que «la gran blasfemia es convencer a la gente para que mate en su nombre». No matarás «es la primera prohibición del asesinato en la Historia, una advertencia tanto más actual cuando, como hoy, una tercera guerra mundial puede todavía suceder», avisa el actor italiano.
El sexto y séptimo dan pie a Benigni para desplegar su lado más histriónico: «La castidad puede ser una gran virtud…, si es practicada con moderación», pero lamenta que «alguien ha cambiado el sentido del sexto mandamiento: pensábamos que Dios nos estaba controlando siempre y que el sexo era la cosa que Él más odiaba». Por eso, «la Iglesia merece una demanda colectiva por confundir el sexo y el pecado», ironiza.
Sobre el No robarás, «Dios nos ha dado un trato de favor, porque esto lo ha escrito en italiano; es un mandamiento ad personam», dice con humor, lo que también valdría para nuestro país. Pero el latrocinio más grave es «no dar a una persona la posibilidad de trabajar; eso es robarle la existencia». Por otro lado, «organizar turnos de trabajo imposibles es robar el alma, robar la vida».
Al final de la vida…
Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo: «El problema fundamental desde hace dos mil años –exclama Benigni– es amarnos. Hoy es urgente: arriesguémonos a amar. El amor es la felicidad. ¡Busca la felicidad! Es un regalo demasiado hermoso para esconderlo, pero muchos no se acuerdan de dónde lo han metido. ¡Busca la felicidad, está ahí! No nos queda mucho tiempo. Amamos siempre muy poco y demasiado tarde, y al final de la vida nos examinarán del amor». El amor es la felicidad, «busquémosla en los armarios, en los cajones. No tengamos miedo de morir, sino de no comenzar a vivir de verdad. Ésta es la eternidad».