La Iglesia apela a la concordia en Cataluña
Los obispos de las diócesis catalanas piden «encontrar una salida pacífica y democrática» a la crisis política. Desde el resto de diócesis españolas se sigue la situación con preocupación
«Diálogo y oración». Ante las escenas de máxima tensión vividas el domingo en Cataluña, el cardenal Juan José Omella se sumaba a través de Twitter «al mensaje de paz emitido por el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense». «La situación de violencia que se vive hoy en Cataluña es deplorable. Hay que encontrar una salida pacífica y democrática a la situación que se está viviendo», suscribía el arzobispo de Barcelona.
A las palabras de Pujol se remitía también Joan Enric Vives, arzobispo de Urgel, mientras que, desde Gerona, Francesc Pardo apelaba al diálogo «sincero y pacífico», y condenaba «la violencia que sufre el pueblo de Cataluña». Josep Ángel Sáiz Meneses, obispo de Tarrasa, pedía el domingo «un diálogo sensato y responsable, sin intereses partidistas, buscando la justicia y la verdad, el bien común y la paz social».
La tónica se mantuvo con la excepción de Solsona, donde el obispo habló el lunes de «guerrillas policiales» y alababa «la resistencia pacífica de aquellos que defendieron el ejercicio legítimo del derecho a la autodeterminación». El propio monseñor Xavier Novell había animado públicamente a la participación en el referéndum ilegalizado por el Tribunal Constitucional, y se dejó ver el 1 de octubre depositando su voto. Fue una de las pocas apariciones públicas de responsables eclesiásticos el domingo. En Barcelona, durante su visita a la parroquia francesa de la Mare de Déu de Lourdes, el cardenal Omella evitó referirse a la situación política en su homilía, aunque concluyó la Misa con un llamamiento a la convivencia pacífica y a la necesidad de tender puentes. En carta dominical para el 1 de octubre, el purpurado echó mano de parábola y recogió una historia popular sobre generosidad entre dos hermanos.
«La concordia sigue siendo posible»
La situación en Cataluña fue seguida con preocupación por obispos de otros lugares de España. El lunes, el cardenal Osoro retomaba sus encuentros con sacerdotes y advertía de que «las ideologías nos separan, nos rompen, pero Jesús nos une».
Y desde Minsk (Bielorrusia), donde asistía a un encuentro de episcopados europeos, el presidente de la Conferencia Episcopal pedía el viernes respeto a la Constitución y que no se dieran «pasos irreversibles». «La concordia fue posible», decía el cardenal Ricardo Blázquez a la agencia italiana SIR, parafraseando la célebre frase de su paisano Adolfo Suárez acerca de la Transición a la democracia. Esa concordia «es posible incluso hoy en día, y será posible mañana si todos con la ayuda de Dios la queremos», añadía el arzobispo de Valladolid.
El presidente del episcopado español se remitía a la declaración aprobada unos días antes por los obispos en la Comisión Permanente, un texto que fue «votado y aceptado por todos» unánimemente. «Esto ha sido una gran satisfacción para mí», dijo.
El documento reconocía la gravedad de la situación, al incluir una cita a favor del respeto a la Constitución extraída nada menos que del pronunciamiento de los obispos tras el golpe de Estado del 23F. Al mismo tiempo, la declaración apelaba al diálogo, remitiéndose al comunicado hecho público días antes por los obispos catalanes, «auténticos representantes de sus diócesis», quienes habían apelado «a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz».
La declaración, leída y sin preguntas por el presidente de la CEE, recibió numerosos halagos, pero también críticas, especialmente de quienes esperaban una desautorización pública a los sacerdotes y religiosos catalanes que han defendido la celebración del ilegalizado referéndum. En varias diócesis de fuera de Cataluña se recibieron llamadas de protesta y circularon por las redes mensajes en contra de marcar la X de la Iglesia en la casilla de la Renta, algunas de conocidos periodistas como los directores de La Razón, de Periodista Digital u OK Diario.
El arzobispo de Oviedo, miembro de la Comisión Permanente, calificó en una entrevista a La Nueva España de «injustas» las acusaciones contra la tibieza de los obispos, si bien añadió que algunos mensajes se han dicho «de una manera tan suave, tan respetuosa, que parece que estamos hablando de otra cosa distinta». Monseñor Jesús Sanz desveló que él hubiera querido incorporar alguna alusión al la instrucción pastoral de 2006 Orientaciones morales ante la situación actual de España, «pero era difícil hacer algo entre veinte personas venidas de todos los puntos de España: de la región de España en la que esto está sucediendo, y de las regiones de España en las que estamos bien atentos porque eso tiene que ver con nosotros, y no podemos tener una especie de neutralidad aséptica».
Con la jornada del 1 de octubre no termina la tormenta. De cara al futuro próximo, la declaración de los obispos lanza una llamada «a la serenidad y entendimiento», junto con la oferta de «nuestra colaboración sincera al dialogo en favor de una pacífica y libre convivencia entre todos».