Joseph Anwar: «Merece la pena sufrir persecución por la fe»
Joseph Anwar es un católico pakistaní refugiado, desde 2013, en Valencia, en un piso cedido por los salesianos. Su empeño es que la justicia pakistaní anule la pena de muerte contra su hermana y su cuñado, condenados por blasfemia. Fueron torturados delante de sus hijos. Él confesó un crimen que no había cometido. «Ningún hombre soporta ver a su esposa siendo torturada», dijo
Llevas cerca de un año pidiendo ayuda desde España para tu hermana, encarcelada en Pakistán. ¿Por qué está en prisión?
Mi hermana Shagufta Kausar y su esposo Shafaqat Emmanuel fueron detenidos, en julio de 2013, en el distrito de Gojra, por un supuesto envío de mensajes de texto en los que blasfemaban e insultaban al Presidente de abogados de una asociación y al líder de una mezquita. Llevan dos años en las prisiones de Jhang y de Faisalabad.
Y tú, ¿por qué te marchaste del país?
Huí porque, dos horas después de la detención de mi hermana, me avisaron de que venían también a por mí. Apagué el teléfono y desparecí.
Tu hermana no envió esos mensajes. ¿Por qué la acusan a ella?
He tenido acceso al informe de la policía. Dice, literalmente, que los agentes comprobaron que la tarjeta SIM utilizada para enviar los mensajes blasfemos estaba registrada a nombre de mi hermana. El texto también dice que su esposo admitió haber enviado esos mensajes. La realidad es que Shagufta había perdido el teléfono un mes antes, y así lo declaró, negando los cargos. También recalcó que, tras perder el teléfono móvil, fueron varias veces a la tienda de telefonía para bloquear la tarjeta.
¿Y no se comprobaron esas visitas a la tienda?
Sí, pero no sirvió de nada.
Tu cuñado admitió haber mandado los mensajes. ¿Por qué lo hizo?
Mi cuñado sufre una paraplejia tras un ataque, en 2009, de radicales islámicos a setenta casas de cristianos en Gorja. Le torturaron delante de su esposa y de sus cuatro hijos pequeños, mis sobrinos Zain, de 12 años; Denmark, de 10; Joshua, de 8 años; y Sara, la pequeña, de 6. Le amenazaron con torturar a su mujer. Así que admitió haber enviado los mensajes. «Ningún hombre puede soportar ver a su esposa siendo torturada. Para salvarla, mentí», admitió mi cuñado después.
En Pakistán, la Ley de Blasfemia termina en pena de muerte para los blasfemos…
El día 5 de abril de 2014, me llegó una noticia desgarradora: mi hermana y su esposo habían sido condenados a muerte. En ese momento, me rompí física y mentalmente. Y no tenía a nadie de mi familia que me pudiera acompañar, que pudiera secar mi llanto. Pero Dios me ayuda a ser fuerte, está conmigo.
Desde entonces, haciendo una fuerte campaña para pedir ayuda y parar la ejecución. Hasta quieres ir a ver al Papa…
En España, tengo el estado de refugiado. Mi objetivo ahora, desde aquí, es hablar con quien haga falta para parar la ejecución de mi hermana. El año pasado me recibió monseñor Osoro, y hace unos días me encontré con el cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia. Ahora estoy esperando una cita con el Papa Francisco para decirle que su hija está llorando en la oscuridad de una prisión, y que necesita su ayuda. También tengo planeado poner en marcha una organización a través de la cual poder hablar con los líderes musulmanes, para que se apiaden de mi familia.
¿Cómo viven los cristianos, ahora mismo, en Pakistán?
La intolerancia religiosa es la corona de espinas de los cristianos en Pakistán. Las falsas acusaciones de blasfemia causan muchísimo sufrimiento a miles de familias. Incluso la defensa pública de un acusado, o cualquier crítica sobre la Ley de Blasfemia, es motivo de ira de los radicales. Los cristianos somos impuros. Si nos dan la mano, creen que se ensucian.
¿Echas de menos tu tierra?
Me encanta mi país. Rezo por Pakistán, para que Dios nos ayude a terminar con este terrorismo. Los pakistaníes estamos pidiendo ayuda a gritos para poner fin a esta situación.
Con todo este sufrimiento, ¿la fe aumenta, o se desvanece?
Merece la pena sufrir persecución por la fe. Además, deseo ser parte de esas voces que alzan la voz para denunciar la situación de mis hermanos en Pakistán, y ser la luz de una vela encendida por la paz y por la difusión del amor de Cristo.
Y ¿qué hay del miedo? Porque estás en el punto de mira de los radicales.
Tengo miedo. Pero quiero rescatar a mi familia.
¿Qué necesitas en España?
Necesito encontrar un trabajo, para poder subsistir, y para poder recibir a mis sobrinos, porque de momento están en Pakistán a cargo de la ONG World vision in progress.