Creí, por eso hablé
La figura de san Pedro Poveda, sacerdote, mártir y fundador de la Institución Teresiana, está muy relacionada con Madrid, donde ejerció su ministerio, y donde recibió el martirio. Había nacido en Linares (Jaén) en el año 1874. Ordenado sacerdote en Guadix (Granada) en el año 1897, se siente llamado a llevar el amor de Dios a los más desfavorecidos y así incluso se traslada a vivir a las cuevas en Guadix, como uno más del lugar. Ya en el seminario había oído hablar de las escuelas del Ave María del padre Manjón y, siguiendo este modelo, funda las Escuelas del Sagrado Corazón para niños y niñas pobres en el año 1902. Nombrado canónigo de la basílica de Covadonga en el año 1906, e inspirado por la Santina, ve la necesidad de que los profesores tengan una preparación cristiana, y dedica a ello todo su esfuerzo. Así en 1911 funda en Gijón una academia pedagógica para maestros y abre una academia femenina para estudiantes de Magisterio, germen de la Institución Teresiana.
Regresa a Jaén y, en 1913, ayudado por Josefa Segovia, crea la Institución Teresiana, para formar profesores y maestros que sean presencia seglar de la Iglesia en medio del mundo. En 1921 es nombrado capellán real y se traslada a Madrid. En el año 1924 recibe la alegría de ver aprobada la institución por el Papa Pío XI, como pía unión primaria de fieles a nivel internacional, dedicada especialmente al ámbito de la educación y la cultura. En 1922 ingresa en la Hermandad del Refugio de Madrid, haciendo las rondas de madrugada para socorrer a pobres y vagabundos. En la capital de España, en su camino hacia el palacio de Oriente, visitaba la catedral de san Isidro y tenía su confesionario en la iglesia del Sacramento, hoy catedral castrense.
El 27 de julio de 1936, después de celebrar la Eucaristía en su oratorio, fue detenido y conducido al martirio tras confesar ser «sacerdote de Jesucristo». En el año 1965 sus restos fueron trasladados al centro de espiritualidad de la Institución Teresiana en Santa María de los Negrales (Madrid). San Pedro Poveda sigue hoy animando el mundo de la cultura y animándonos a vivir una fe comprometida: «Señor que piense lo que tú quieras que piense, que yo quiera lo que tú quieres que quiera, que yo obre lo que tú quieres que obre». En la catedral de la Almudena tiene una capilla dedicada.