Un pastor que irradia alegría y esperanza, por el cardenal Osoro
Doy gracias a Dios por haber podido participar en el Consistorio en el que ha sido creado cardenal mi amigo Juan José Omella y me uno a la alegría de la archidiócesis de Barcelona. El Papa ha demostrado su confianza en un pastor capaz de tender puentes con todos y de generar confianza a su alrededor, incluso entre quienes se encuentran alejados de la Iglesia. Don Juan José sabe que el mundo no necesita profetas de desventuras, sino testigos, y quiere una Iglesia cercana a las personas, una Iglesia en salida, que salga a buscar al hombre y a la mujer de hoy allí donde se encuentren.
El arzobispo de Barcelona es un hombre alegre, de una alegría profunda que nace del encuentro de Jesucristo. Don Juan José irradia esa alegría y es capaz de hacer sentir a todo el que se acerca a él un hermano, especialmente a los pobres y a las personas que sufren. No le dan miedo las periferias, sino que se acerca a ellas con gran delicadeza y ternura.
Desde que lo conozco, nunca le he visto ceder al desaliento. No pone su confianza en sus propias fuerzas ni en las eficiencias humanas, sino que sabe que es el Señor quien guía su Iglesia. Por eso el cardenal Omella es también un hombre de esperanza.
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