Huían de Dáesh y fueron acogidos por el arzobispo de Kirkuk. Ahora los terroristas estaban en el jardín
Daesh invadió sus pueblos, salieron huyendo y el arzobispo caldeo de Kirkuk les dio cobijo. Ahora, los mismos terroristas de los que escaparon de milagro campaban a sus anchas por su jardín, con cinturones explosivos y al grito de Allah Akbar. «Es un milagro que las sacáramos con vida», explica el obispo iraquí
Es jueves. 20 de octubre de 2016. La noche se cierne sobre Kirkuk (Irak) cuando un grupo de 120 yihadistas intentan entrar en los edificios oficiales del ayuntamiento y la comisaría de policía. Los terroristas son repelidos a balazos por las fuerzas de seguridad. Emprenden la huida e irrumpen en el convento de las monjas dominicas para escapar de la justicia. Los terroristas también eligen como escondite las casas que el arzobispo caldeo de la ciudad tenía alquiladas para alojar a estudiantes inmigrantes que precisamente recalaron en Kirkuk huyendo del mismo horror que ahora campa a sus anchas por el jardín. En las casas, el arzobispo hospeda a 750 alumnos, de los cuales 150 son chicas. El 10 % son musulmanes.
Antes de que los asaltantes entren en los pisos, «conseguimos evacuar a casi todos los estudiantes. Pusimos a salvo a todos excepto a un grupo de 7 chicas», explica el arzobispo caldeo Yousif Thomas Mirkis a Alfa y Omega. «Son las tres de la mañana cuando las estudiantes ven a los terroristas entrando en su jardín al grito de Allah Akbar y portando todos ellos cinturones explosivos». Ante lo inminente del asalto, las chicas toman la decisión de esconderse debajo de la cama y, sorprendentemente, los radicales no detectan su presencia. «Fueron cegados por el Señor porque en ningún momento las encontraron».
Las jóvenes permanecen durante horas bajo el somier. El silencio es sepulcral, les va la vida en ello. Mientras tanto, «cuatro terroristas estaban en la casa comiendo y bebiendo», asegura Yousif. Pero debajo de la cama las chicas no están solas, están conectadas con el exterior a través del teléfono móvil y se intercambian mensajes de texto con Imad Matti, responsable de las casas del arzobispado, y con las fuerzas de seguridad, que están apostadas en el exterior intentando liberar a las niñas.
Matti pide a las rehenes «que salieran de su escondite y corrieran lo más rápido posible hasta el muro trasero de la vivienda». Paralelamente, nueve miembros de las fuerzas de emergencia comienzan un intenso tiroteo que mantiene ocupados a los terroristas. «Demostraron un coraje excepcional y mucha valentía. Estaban dispuestos a dar sus vidas para salvar a estas chicas», explica monseñor Mirkis de los miembros de seguridad.
Las jóvenes estudiantes son rescatadas el sábado después de pasarse «18 horas bajo sus camas sin moverse y sin dejar que su presencia fuera detectada». Una hora después de que las chicas abandonen la casa, los terroristas accionan sus cinturones explosivos. «Es un milagro que las sacáramos con vida», concluye Mirkis. Ahora las estudiantes se recuperan en Erbil. Pronto volverán a sus estudios.
Lo eligen como arzobispo y aparece el Dáesh
Mirkis sustituyó en el cargo a Louis Sako, actual patriarca de Babilonia de los caldeos. A los seis meses «de mi elección» como arzobispo de Kirkuk «apareció Dáesh en el escenario». El prelado iraquí tuvo entonces que albergar a más de 850 familias que recalaron en su diócesis huyendo de los terroristas. «He hecho de la Iglesia la sirvienta de todos. La mayoría de los iraquíes sufren la desestabilización de las ideologías y creo que si yo recibo a estudiantes sin importar su denominación religiosa, si donamos sangre para los heridos, creamos una atmósfera de resistencia, la misma resistencia de la que se nos habla en el Evangelio, que no es otra que la del amor».
Violencia étnica y religiosa en Irak
Yousef Thomas Mirkis participa en la tarde de este martes 23 de mayo, a las 19:30 horas, en una conferencia en la Casa Árabe de Madrid (c/ Alcalá, 62) en la que se escuchará el testimonio de diferentes víctimas de violencia étnica y religiosa en Irak. En el encuentro, además del arzobispo de Kirkuk, intervendrá el arzobispo de Basora (Irak), el arzobispo de Alepo (Siria), un diputado del parlamento de Irak y el artista Naseer Shamma.