¿Cómo defender hoy la vida? - Alfa y Omega

¿Cómo defender hoy la vida?

Ser provida es más que responder «no» a la pregunta: «¿Está usted a favor del aborto?»

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Foto: AFP Photo/Marvin Recinos

Uno de los puntos más novedosos en el magisterio social de Francisco es su modo de abordar las cuestiones relacionadas con el principio y el final de la vida. El Papa ha querido de algún modo enfatizar que ser provida es más que responder «no» a la pregunta: «¿Está usted a favor del aborto?». Sería hipócrita hacer bandera de esa causa mientras nos desentendemos de los inmigrantes que mueren tratando de alcanzar nuestro país, o ignoramos la complejidad de las situaciones detrás de muchas mujeres que quieren abortar. «Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve», escribe san Juan. ¿Relativiza el apóstol el amor a Dios? Tampoco Francisco resta importancia a las cuestiones bioéticas, solo las sitúa en el ámbito propio del cristianismo: el amor concreto al prójimo concreto.

Hay leyes injustas que exigen una respuesta firme por parte de los católicos, pero es necesario ir al fondo de las cosas y encontrar el tono justo. ¿Denunciar? Por supuesto que sí, pero siendo conscientes de que vociferar sirve para despertar al otro del letargo en una sociedad que comparte presupuestos antropológicos y éticos básicos, no cuando esto ha dejado de suceder. La pedagogía se vuelve entonces mucho más compleja.

Un ejemplo es la nota de los obispos españoles para la Jornada por la Vida del 25 de marzo. No se mencionan explícitamente la eutanasia y el suicidio asistido, polémicas de triste actualidad en España, sino que se lleva el debate al punto en el que cobra pleno sentido la propuesta de la Iglesia: la dignidad de la persona enferma y anciana, puntos a partir de los cuales es posible construir alianzas con los demás. Otro importante debate actual es la maternidad subrogada. Se trata de una batalla muy difícil de librar en una sociedad que ya ha aceptado el aborto y la fecundación in vitro, pero es interesante comprobar algunas reacciones en la izquierda y el feminismo, asustados tal vez por la mercantilización del cuerpo de la mujer, del sagrado vínculo materno-filial y (en menor medida) por la banalización de la vida gestada. Tal vez a partir de ese despertar sea posible empezar a articular una nueva reacción social.