La historia de Chadrack: cuando tu padre te abandona y te conviertes en el sustento de tu familia - Alfa y Omega

Chadrack es un alumno de 2º de Secundaria. Perdió a su madre el año pasado, su padre los abandonó a él y a sus hermanos para marchar a otra localidad y no ha vuelto nunca a preocuparse por ellos. Uno de sus hermanos mayores se hizo cargo de todos, aunque con muchas dificultades, porque es cultivador y tiene que mantener a su familia y a sus hermanos abandonados.

Durante este tiempo lo buscábamos, desde que retomamos las clases tras las vacaciones de Navidad, pensando que quizás estaba enfermo o que vendría con retraso a la escuela, como pasa con algunos niños después de cada periodo de vacaciones, que esperan a que su familia pueda conseguir algo de dinero para ellos. Pero no. Al cabo de dos semanas nos enteramos de que estaba trabajando en las minas artesanales de Kolwezi, una ciudad vecina a 56 kilómetros de aquí. Porque Chadrack y muchos otros chavales de su edad trabajan en lo que pueden para buscar no solo dinero para los estudios (él es becario), sino dinero para comer, para comprar una pequeña pastilla de jabón, para pagarse el uniforme o unos zapatos…

La atracción de las minas artesanales y el sueño de un dinero rápido –que pronto se demuestra puro sueño–, habían podido más que él. Quimera. En nuestro país, existen entre dos y tres millones de personas que se dedican a la minería artesanal. Este sector es un verdadero drama humano en las zonas de explotación: falta de formación, trabajo con enormes riesgos y pésimas condiciones de seguridad, droga y alcohol, prostitución a la orden del día, crisis alimentaria, miseria… Los mineros artesanales desconocen sus derechos y deberes en el marco de su profesión. Pierden siempre; como mínimo el 50 % de los beneficios, porque no saben el precio real de los minerales y se confían a los comerciantes que les engañan definiendo tasas falsas.

Gracias a Dios localizamos a Chadrack y ha regresado a la escuela. Me contaba que lo que quería era comprarse unos zapatos, porque ahora vive en casa de su hermana y solo les da el dinero para comer, justito, y nada más. Ha estado trabajando todas las mañanas y las noches, durante tres semanas, en unas condiciones terribles. En total, le han pagado doce dólares.

Cuando en noviembre de 2016 se firmó el acuerdo para limpiar Europa de los minerales de conflicto yo me quedé con un sabor agridulce. La regulación quería asegurar que los minerales que entran en Europa, ya sea en bruto o bien en productos elaborados, no financian conflictos ni violan los derechos humanos. Pero en el último momento se introdujeron muchas modificaciones y cláusulas que aminoran las exigencias. Mientras tanto, muchos chicos como Chadrack se buscan la vida, la pierden enterrados en el anonimato de los desprendimientos de tierra o se lanzan a una existencia inhumana.