Cristianos en un contexto plural (y hostil) - Alfa y Omega

Cristianos en un contexto plural (y hostil)

El cristiano no busca nunca solo su propia salvación ni defender exclusivamente los derechos de su comunidad

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Foto: AFP Photo/Thomas Coex

El tiempo ha terminado dando la razón al patriarca Luis Sako, siempre reticente a la formación de milicias cristianas en Irak, e incluso a fiar la defensa de los derechos de esta minoría a la formación de partidos confesionales. Como informa esta semana Ferran Barber desde Irak, entrar en el juego de la lucha por el poder ha degenerado trágicamente en algún enfrentamiento a tiros entre milicias cristianas con intereses contrapuestos. Esto demuestra que era imposible sumarse al conflicto sectario (entre grupos sunitas, chiitas y kurdos) sin asumir el peaje de vasallajes inconfesables. Pero interviene además una cuestión con trasfondo incluso teológico: el cristiano no busca nunca solo su propia salvación ni defender exclusivamente los derechos de su comunidad. La Iglesia reivindica un concepto de ciudadanía que abarque a todas aquellas personas dispuestas a convivir en paz con los demás, y no impida a nadie ejercer en plenitud su derecho a la libertad religiosa, tanto en público como en privado. En coherencia con esa opción las jerarquías cristianas de Irak defienden que, frente a la proliferación de milicias, se fortalezcan instituciones comunes como el Ejército nacional, y que la participación política de los cristianos se realice a través de distintos partidos laicos.

La distinción entre el plano temporal y el religioso, entre Dios y el César, está en el ADN del cristianismo. La gran noticia en las últimas semanas es que ese concepto de ciudadanía civil empieza a ser asumido también por algunas importantes autoridades musulmanas. La universidad egipcia de Al Azhar, que el Papa quiere visitar este año, y el Consejo de los Sabios musulmanes, radicado en los Emiratos Árabes, han impulsado, en este sentido la Declaración de convivencia recíproca islámico-cristiana, que rechaza cualquier tipo de discriminación en nombre del islam. Buena parte del mérito se debe seguramente a la mano tendida de Francisco al mundo musulmán. Pero también a actuaciones a pie de calle mucho menos conocidas, como tantas de la comunidad católica en países como Irak, tendiendo puentes y sembrando paz entre todos.