«Que el Señor le recompense por el bien que ha hecho» - Alfa y Omega

«Que el Señor le recompense por el bien que ha hecho»

La inauguración del curso en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, de Madrid, se convirtió el lunes en un acto de homenaje al cardenal Antonio María Rouco Varela, el iniciador de este proyecto académico hace 19 años, no sin el apoyo de san Juan Pablo II y –en una segunda etapa– de Benedicto XVI, a quienes recordó con agradecimiento

Ricardo Benjumea
Apertura del curso en San Dámaso. El profesor Nicolás Álvarez de Asturias pronuncia la lección inaugural

San Dámaso espera a monseñor Carlos Osoro, «nuestro próximo Gran Canciller, como el que viene en nombre del Señor. Y lo esperamos con los brazos y el corazón abiertos, ofreciéndole también nuestra mejor disponibilidad y colaboración», dijo el rector, el sacerdote Javier Prades, recién reelegido miembro de la Comisión Teológica Internacional.

Pero la inauguración de este curso académico tenía necesariamente como protagonista al cardenal Rouco, el arzobispo que creó la Facultad de Teología, germen después a la Universidad Eclesiástica. «Señor cardenal –le dijo Prades en nombre de toda la comunidad académica–: el Señor, que es buen pagador, le recompense abundantemente por el bien que ha hecho a esta institución universitaria de la archidiócesis para el servicio misionero a favor de la Iglesia en Madrid, en España y en las Iglesias más necesitadas del tercer mundo».

No era una inauguración de curso más. San Dámaso despedía a su primer Gran Canciller, al único que, hasta ahora, ha tenido la Universidad en sus 19 años de vida, uno menos que los 20 años de ministerio del cardenal en Madrid. Asistieron los obispos de la Provincia Eclesiástica (Madrid, Getafe y Alcalá), el arzobispo castrense, y los arzobispos y obispos de diócesis con instituciones ligadas a San Dámaso, como Granada, Oviedo, Palencia y Sigüenza-Guadalajara. Estuvieron también los Rectores de varios Seminarios, Superiores de Congregaciones, los Rectores de las Universidades CEU San Pablo, Pontificia de Salamanca, Católica de Ávila… Hubo también una representación de las Reales Academias (el cardenal Rouco es miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas), y de la Administración central y regional. La lección inaugural Ecclesia semper reformanda: la contribución del Derecho Canónico, a cargo del profesor Nicolás Álvarez de las Asturias, fue de algún modo también un homenaje al cardenal Rouco, un reconocido canonista.

Benedicto XVI: «¡Hemos ganado!»

Al término del acto académico, el cardenal Rouco contó cómo surgió este proyecto. «Fue una cosa algo carismática… ¡Los canonistas también somos a veces somos destinatarios de alguna gracia especial del Espíritu Santo!», bromeó. El caso es que al entonces nuevo arzobispo de Madrid le parecía que «había que dar un paso más en el desarrollo institucional y académico de lo que era entonces el Instituto de Estudios Superiores San Dámaso». A los pocos meses de su toma de posesión, se fue a Roma a ver a san Juan Pablo II, y le explicó la propuesta de convertir el Instituto en una Facultad de Teología. «El Papa me dijo que adelante, inmediatamente». Tocaba después ir a concretar los detalles con el Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, el cardenal Pio Laghi. Monseñor Rouco llegó «con la prudencia propia de un arzobispo joven, recién llegado a Madrid, de carácter gallego…», preocupado por cómo «hacer el contacto con tacto». No se esperaba el recibimiento: «¡Señor arzobispo, usted aquí tiene todas las puertas abiertas!». En menos de un año, estaba erigida la Facultad.

La segunda fase, la de erección de nuevas Facultades y el paso a universidad –recordó el cardenal–, «fue ya un proceso más complicado, más complejo». El Decreto se firmó finalmente el día de Santiago Apóstol de 2011, tres semanas antes del comienzo de la JMJ de Madrid. Benedicto XVI, ferviente defensor siempre de San Dámaso, celebró con gran júbilo la noticia. «En el Papamóvil, uno de los días de la JMJ, me dijo: Wir haben gesiegt! (¡hemos ganado!)». En plural.

A estos dos Papas les agradeció el cardenal Rouco la existencia de San Dámaso. Palabras de agradecimiento tuvo también para el Papa Francisco, que «nos acogió muy bien el 31 de marzo de este año, e hizo grandes alabanzas» a la institución. De ahí pasó a monseñor Eugenio Romero Pose, consagrado obispo de Madrid en 1997 y Vice-Gran Canciller hasta su fallecimiento, en 2007. Dos años después, moría el Decano de Teología, el sacerdote Pablo Domínguez, a quien «le tocó lidiar con las primeras corridas administrativas relacionadas de la erección de las demás Facultades».

«Y quisiera dar gracias a la archidiócesis» por su apoyo, añadió el cardenal. «Nunca hubo la menor duda de que era bueno de que tuviésemos primero una Facultad de Teología y, después, que se hubiese desarrollado una Universidad Eclesiástica».

Hubo también un agradecimiento a los recientemente fallecidos Emilio Botín e Isidoro Álvarez, presidentes del Santander y El Corte Inglés, cuyas fundaciones colaboran en el sostenimiento económico de San Dámaso, junto a otras –añadió–, como las fundaciones de Telefónica o Madrid Vivo, que agrupa a varios de los principales empresarios del país.

Por último, «en este recorrido agradecido por lo que ha sido la historia de San Dámaso», el cardenal Rouco recordó que el sentido de la universidad es «el servicio intelectual a la fe, en la comunión de la Iglesia», una labor «siempre imprescindible».