Homenaje al obispo Iniesta: Ternura de Dios, comprometido con su pueblo - Alfa y Omega

Homenaje al obispo Iniesta: Ternura de Dios, comprometido con su pueblo

Con él llegó el Concilio Vaticano II sin tácticas ni estrategias, así, a la buena de Dios, con normalidad y audacia, con cabeza y corazón

Luis Aranguren Gonzalo
Foto: Joaquín Amestoy/El País

El 3 de enero de 2016 falleció el obispo Alberto Iniesta, auxiliar emérito de Madrid. Hacía ya más de 30 años que, debido a su enfermedad, se había apartado del día a día de la diócesis madrileña y de su entrañable Vallecas. Y somos muchos los que, tras tantos años, queremos rendirle un sincero homenaje, no solo para recordarle, sino para hacer presente su memoria y refrescarnos con su espíritu, el mismo espíritu siempre joven del Evangelio de Jesús que supo transmitir día a día. Este acto se realizará el próximo 25 de marzo en el Colegio Ciudad de los Muchachos.

Asamblea de Vallecas

El lugar donde se realizará este acto no es casual; es el mismo local donde estaba prevista la realización de la I Asamblea Cristiana de Vallecas en marzo de 1974. Un acontecimiento que no pudo realizarse porque la autoridad gubernativa franquista lo prohibió. Pero nadie impidió que más de 200 grupos de toda la Vicaría IV de Madrid, a lo largo de año y medio de preparación, degustaran en la práctica la puesta en marcha de toda una experiencia de sinodalidad animada, coordinada y lanzada por su obispo Alberto. Con él llegó el Concilio Vaticano II sin tácticas ni estrategias, así, a la buena de Dios, con normalidad y audacia, con cabeza y corazón. La Iglesia como comunidad de comunidades, el protagonismo de los laicos, la preferencia evangélica por los más desfavorecidos, la espiritualidad que bebe de Dios y nos lanza hacia los asuntos del Reino fueron algunas de las notas que caracterizaron una etapa compleja de la vida de la Iglesia de Madrid, y en especial de Vallecas, en aquellos años.

De Alberto cabe destacar su empuje y tesón en el cuerpo de un hombre frágil; las tensiones propiciadas por unos y otros terminaron por sacar a este obispo de su querida Vicaría IV. Y acaso este momento de homenaje y reconocimiento también lo es para pedirle perdón. Perdón por todo lo que le hemos exigido, a veces sin medida, o sin pensar en las consecuencias de lo que le planteábamos. Perdón por no acertar a acompañarle en los momentos más difíciles, ahí donde la sensación de fracaso se aposentó en su alma y nos encontramos desarmados para darle palabras de consuelo y aliento. Perdón porque con todo lo que le hemos admirado, la admiración acaso no basta. De las piedras en el camino que igualmente colocaron otros sectores de la Iglesia española y del Vaticano quizá sean otros los que deban hablar.

Anticipo del pontificado de Francisco

Paradójicamente, y pasados los años, Alberto Iniesta personifica muchas de las referencias que ahora encontramos virtuosas en el pontificado de Francisco: la alegría del Evangelio, hacer morada en las periferias, la configuración de la Iglesia en salida o el callejear son atributos fácilmente identificables en el obispo de Vallecas. Precisamente, en ese callejear él nos enseñó a contemplar los acontecimientos con la mirada amorosa de Dios para ser destellos de su amor en el mundo. Al callejear con Alberto aprendimos a degustar la vida sufriente sin que esta se nos apodere, sin que caigamos en el derrotismo o en el activismo estéril. Sus zapatones negros y gastados han abierto camino para muchos de nosotros. No es que la fe sin obras sea una fe muerta; es que la fe que no trajina los caminos de la vida, que no se airea ni toma cuerpo en la calle, corre el riesgo de fosilizarse por falta de uso. De él aprendimos las primeras consideraciones contra el alzheimer espiritual y la tentación de encerramiento en la sacristía que hoy denuncia Francisco.

Homenaje inclusivo

El próximo 25 de marzo estamos convocados a un sencillo homenaje. No es un acto protagonizado por un sector de Iglesia en especial. Está organizado por un grupo reducido y entusiasta de cristianos y nuestra intención es que la convocatoria sea abierta e inclusiva. Porque en el fondo quien nos convoca a todos es Alberto Iniesta. ¿Y a qué nos convoca? A encontrarnos, trabajar y celebrar. Y eso es lo que pretendemos hacer en ese día: a la luz de la vida, la fe y el compromiso eclesial y social de Alberto Iniesta, queremos profundizar en los valores y actitudes que siguen vigentes hoy para construir la Iglesia y la sociedad que Dios quiere en las circunstancias actuales. Para ello debemos afrontar los desafíos de nuestro presente y no quedarnos anclados en lo que se hizo mejor o peor en el pasado.

Por eso y para eso nos dirigimos a todas las personas que han conocido a Alberto Iniesta, pero también a los que no lo han conocido y no tienen una idea clara de lo que representa; nos dirigimos a los grupos, comunidades de base y redes; a las comunidades religiosas, a las gentes de nuestras parroquias, incluso aquellas que estén en otra onda pero tienen curiosidad; nos dirigimos a los medios de comunicación de Iglesia o civiles. Invitamos a toda la diócesis de Madrid en su conjunto, sin hacer acepción de personas, cargos o situación. En la puerta de la Ciudad de los Muchachos Alberto nos espera uno a uno con los brazos abiertos.

Luis Aranguren Gonzalo es el autor del prólogo del libro Alberto Iniesta, la caricia de Dios en las periferias (ed. Herder)