Por la familia cristiana - Alfa y Omega

Por la familia cristiana

El Papa Benedicto XVI ha unido muy significativamente el final del año 2007 y el comienzo del 2008 con la promulgación de su encíclica sobre la esperanza cristiana y la decidida apuesta por la concreta esperanza de cada día en el mundo actual: la familia. Ofrecemos a nuestros lectores, íntegramente, todos los textos de la gran Celebración de la familia, que tuvo lugar, en la madrileña Plaza de Colón, el pasado 30 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia

Papa Benedicto XVI
Un momento de la intervención del Papa Benedicto XVI, en la gran pantalla, que se dirigió desde Roma, durante el rezo del Ángelus, a los cientos de miles de familias congregadas en la madrileña Plaza de Colón

Al contemplar el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José, invito a las familias cristianas a experimentar la presencia amorosa del Señor en sus vidas. Asimismo, les aliento a que, inspirándose en el amor de Cristo por los hombres, den testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia. Ésta, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural. Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos, en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. Vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio, porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios. Me dirijo de modo especial a los niños, para que quieran y recen por sus padres y hermanos; a los jóvenes, para que, estimulados por el amor de sus padres, sigan con generosidad su propia vocación matrimonial, sacerdotal o religiosa; a los ancianos y enfermos, para que encuentren la ayuda y comprensión necesarias. Y vosotros, queridos esposos, contad siempre con la gracia de Dios, para que vuestro amor sea cada vez más fecundo y fiel. En las manos de María, «que con su abrió la puerta de nuestro mundo a Dios» -en expresión de la encíclica Spe salvi-, pongo los frutos de esta celebración. ¡Muchas gracias y Felices Fiestas!