La encíclica Laudato si es la herramienta clave para la construcción de la «gran política» que impulsa Francisco - Alfa y Omega

La encíclica Laudato si es la herramienta clave para la construcción de la «gran política» que impulsa Francisco

Bajo el liderazgo del diputado Gustavo Vera y de monseñor Sánchez Sorondo, la encíclica del Papa ha hermanado en Argentina a todo tipo de grupos sociales y políticos a favor de la justicia social y el medio ambiente

Lucas Schaerer
Monseñor Sánchez Sorondo y Gustavo Vera (tercero y cuarto por la izquierda) durante el Encuentro de la Red de Industriales y Emprendedores Laudatistas el 15 de diciembre en el convento de San Ramón de Buenos Aires. Foto: Fundación Alameda

«La política es una de las formas más altas del amor, de la caridad». Esta es una frase repetida por Jorge Mario Bergoglio desde que se convirtió en Papa. En la Iglesia –señala– «no cabe el adagio de la Ilustración, según el cual la Iglesia no debe meterse en política». La encíclica Laudato si es la herramienta clave para la construcción de la «gran política» que impulsa Francisco, considerado hoy el hermano mayor para los líderes de todas las religiones que buscan la paz y salvar la «casa común» del peligro de la autodestrucción humana.

Laudato si se ha constituido en punto de encuentro para personas muy diversas en creencias y políticas, pero que coinciden en apasionarse por dejar un mundo mejor del que encontraron. De ahí que personalidades tan diversas como Naomi Klein –periodista y escritora de familia judía– o Leonardo DiCaprio hayan visitado el Vaticano.

El Papa lo dice bien claro. Se debe dar un valiente golpe de timón del barco de la humanidad. El desafío es mundial y se encuentra en sintonía con varias resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), pero ya no con la primera potencia mundial. El flamante presidente estadounidense, Donald Trump, ha revertido –o quiere hacerlo– diversas políticas de su antecesor, que apoyó el Acuerdo de París para frenar el cambio climático.

En Argentina, un gran predicador de la encíclica del Papa es Gustavo Vera. Este diputado de la Ciudad de Buenos Aires ha presentado dos ediciones gratuitas de Laudato si y ha promovido varios encuentros que han germinado en la creación de algunos grupos laudatistas.

En diciembre se celebró en un convento de los mercedarios un encuentro de la Red de Industriales y Emprendedores Laudatistas (RIEL), y pocos días después hubo un encuentro de laudatistas judiciales con secretarios de juzgados y fiscalías. En estas dos jornadas participó el canciller de la Academia Pontificia de Ciencias, el monseñor argentino Marcelo Sánchez Sorondo.

Tampoco podía faltar el laudatismo político. En octubre se presentó un grupo que se dio a conocer públicamente con el documento Ponernos la patria al hombro. En él se destacaba la estrecha relación de la Laudato si con el documento Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, escrito en 1974 por el tres veces presidente argentino Juan Domingo Perón, y su Carta a los pueblos y gobiernos del mundo, escrita en Madrid en 1972, donde alertaba de la «marcha suicida de la humanidad con el capitalismo».

Gustavo Vera está trabajando la encíclica Laudato si con sectores muy dispares: desde la Corte Suprema de la Nación Argentina, con una Comisión en la lucha contra el narcotráfico, hasta los alcaldes de diversos pueblos de la Argentina, que lanzaron el llamado Pacto de Padua, que fue firmado en dos conventos de la congregación franciscana.

En La Plata, la ciudad de la provincia más grande de la Argentina, el arzobispo Héctor Aguer y monseñor Sánchez Sorondo presentaron la encíclica. Y lo mismo hicieron grupos anarquistas en su biblioteca de la ciudad balnearia Mar del Plata.

En la tierra natal de Francisco Laudato si sirvió también de inspiración a la resistencia a un proyecto de una planta de maíz transgénico que la multinacional Monsanto quería instalar en Córdoba. Una concejal, Vanesa Sartori, se dirigió por carta a Jorge Bergoglio, quien desde el Vaticano le respondió dándole su apoyo.

El autor es miembro de la ONG Alameda y director de la Comisión Especial de Trata de la Legislatura porteña