Un joven vuelve a la fe por su novia: «El amor me ha despertado como de un letargo» - Alfa y Omega

¿Recordáis cómo terminaba mi última colaboración? Proponía la desaceleración como preparación para la oración. ¿Cómo podemos orar si no nos bajamos del tren de las prisas, de la precipitación, de la urgencia, de la violencia…? Porque las prisas son un modo de violencia con el ritmo que cada cosa requiere, con el ritmo propio de la vida, de la existencia. Esto que dice la gente, «las prisas no son buenas», ya lo había dicho Kierkegaard: «Lo demoníaco es lo súbito».

Pues, siendo esto bastante cierto, me sorprende que la gente joven que se acerca carece de prisas y de motivación por algo y yace lánguida en el tictac de la vida, sin un proyecto o sentido o pasión que los arrebate y los traiga y los lleve. Van y vienen sin otro fin que dejar pasar las horas de la forma más placentera, pero sin horizonte alguno. Aunque no quiero generalizar, porque no sería justo.

Sin embargo, Juan me sorprendió hace unos meses. Era un chico que no tenía más plan que su ingeniería y su vida feliz, cómoda y sin sobresaltos hasta que conoció a Irene y le cambió la vida. Parece una novela de adolescentes, pero… Irene es una mujer joven, creyente, trabajadora, responsable y, desde niña, acostumbrada por sus padres a responder con la vida a las necesidades de los que habían tenido menos suerte. Y el amor ha arrastrado a Juan a la fe, al compromiso, a la oración, a la Iglesia. Le ha cambiado la vida.

Juan me decía hace poco: «El amor me ha despertado como de un letargo. No vivía, deambulaba por este mundo. Y estoy pleno y feliz. Pero, a la vez, el amor me ha hecho pararme ante este mundo y contemplarlo como si jamás lo hubiera visto, mirar al otro como si fuera algo mío, levantar los ojos al cielo y llamar Padre al que durante muchos años abandoné. Correría sin parar de felicidad y, por otra parte, he comenzado a sentir la vida desde dentro». Necesitamos que el Amor con mayúsculas nos despierte y nos lance a la vida y nos haga mirarla desde dentro como nunca jamás la miramos. El Amor sigue siendo el imprescindible de la vida. ¿Amas? ¿Eres amado/a? Amor ipse notitia est. Amar, ya.