Voluntarios al salir de clase - Alfa y Omega

Voluntarios al salir de clase

El Servicio Social del colegio Nuestra Señora del Recuerdo cumple 25 años

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Voluntarios del Servicio Social en una actividad con niños en la Fundación Horizontes Abiertos. Foto: Servicio Social del Colegio Nuestra Señora del Recuerdo

Todos los jueves al terminar la jornada escolar, Lucía, una joven de 16 años del colegio de los jesuitas Nuestra Señora del Recuerdo, se encamina a una clínica de personas con alguna enfermedad mental, y realiza un taller de maquillaje y cuidados cosméticos. «En realidad es una buena ocasión para pasar un rato con ellos. Me gusta mucho ir, me lo paso muy bien con ellos y me gusta escuchar sus historias. Cuando hablas con ellos te das cuenta de que son personas normales y me reciben cada semana fenomenal. El primer día que fui lo hice con algo de miedo, pero ahora voy encantada».

Lucía es una de los 220 alumnos de 1º de Bachillerato del centro de la Compañía de Jesús en Chamartín que participan este curso del Servicio Social, un programa de voluntariado que forma parte de la formación del alumnado y que este año cumple su 25 aniversario.

Más de 6.100 alumnos y 350 madres acompañantes han participado en esta iniciativa desde 1992, cuando el entonces director del centro, el padre Agustín Alonso, junto al trabajador social César García Rincón, importó el modelo que conoció en colegios de Estados Unidos y América Latina de poner en contacto a alumnos y alumnas con realidades de exclusión social. Desde entonces, a los alumnos de 1º de Bachillerato (16 años) se les da a elegir una actividad de voluntariado acorde con su sensibilidad y en las que participarán una hora a la semana, durante todo el curso escolar. Las opciones son numerosas: apoyo escolar a menores en riesgo de exclusión social, acompañamiento a personas mayores, a personas sin hogar o con discapacidad y enfermos…, para lo cual colaboran con 22 instituciones implicadas en alguno de estos ámbitos.

La responsable del Servicio Social en la actualidad, Inés Silvela, señala que el programa «forma parte de nuestra identidad, para dar a los alumnos una educación integral que les forme en fe y justicia». Además, para los chicos no es algo totalmente novedoso, porque «desde pequeños les venimos educando en solidaridad, que para el colegio forma parte de su educación. Igual que hay clase de Religión, hay Servicio Social».

A los alumnos se les da una formación previa antes de incorporarse al voluntariado, y durante todo el curso se les sigue en tutoría. Además, no van solos a la actividad, sino que van acompañados de madres, a veces padres, y también antiguos alumnos o profesores, que los ayudan ante cualquier dificultad.

El balance es que el Servicio Social acaba siendo «una experiencia significativa para ellos. La encuesta que realizamos a final de curso da resultados muy buenos. Muchos dicen que les ha ayudado a ver una realidad diferente de la vida que llevan, que les ha hecho crecer como personas, que han aprendido a escuchar, a conocer otras vidas, a valorar lo que tienen y que otros no son tan afortunados…», explica Inés.

Lo cierto es que esta experiencia marca la vida de quienes forman parte de ella. Como la de una madre que empezó acompañando a unos alumnos a visitar a unos ancianos y ahora sigue yendo por su cuenta. O la de muchos chicos que continúan realizando voluntariado durante los años siguientes y durante toda su vida adulta.

Es el caso de Belén García-Collantes, hoy psicóloga en la fundación RedMadre, antigua alumna del Recuerdo y que realizó el Servicio Social en el año 2004. «Fue mi primera experiencia de voluntariado y enseguida me hizo mucha ilusión». Belén iba entonces una vez a la semana a ofrecer apoyo escolar a niños del barrio de la Ventilla, una actividad que volvió a repetir en los años siguientes cuando estaba en la universidad, y que de alguna manera ha repercutido en la búsqueda de su vocación profesional. «Yo pienso que aquel primer voluntariado me influyó y me ayudó a seguir en esa línea de ayudar a los demás a la hora de buscar trabajo», reconoce.

Como afirma el actual director del colegio, el padre Antonio España, SJ, en estos 25 años se ha buscado «aportar una mirada compasiva hacia la sociedad» a través de la educación, que «cuanto más profunda, creyente y realista se hace, más puede incidir en el cambio del mundo para mejorarlo».