«El Papa está con nosotros» - Alfa y Omega

Queridos diocesanos:

Nos sentimos muy tristes al conocer el comunicado de la Santa Sede al Presidente de la Conferencia Episcopal Española afirmando que no está prevista la visita del Papa a España en este año. Esta tristeza, sin embargo, no borra el hecho seguro de que el Papa está muy cerca de nuestra diócesis. Y no me refiero a la visita que san Juan Pablo II nos hizo físicamente en el año 1982 y que permanece viva en nuestra alma, me refiero a otro modo de presencia que el Papa Francisco ha tenido ya en dos ocasiones con nosotros.

La primera ha sido en forma de gracia jubilar. Una gracia amplísima que cada día podemos alcanzar durante este año: «Por mandato del Santísimo Padre Francisco, manifestando de buen grado su paternal benevolencia, se concede el Año Jubilar Teresiano en España con la siguiente indulgencia plenaria a los fieles verdaderamente arrepentidos, con las condiciones acostumbradas. Los devotos impedidos a causa de la ancianidad o por grave enfermedad igualmente podrán lucrar la indulgencia plenaria si… se unieran espiritualmente a las celebraciones jubilares o peregrinaciones…». De este modo, la bondad del Papa nos visita cada día y nos invita a renovarnos espiritualmente, gustando la misericordia de Dios, que nos abre el corazón, «respirando las mañanas frescas», a las que alude San Juan de la Cruz.

Hemos experimentado también la presencia cercana del Papa cuando se adentró en los escritos de Santa Teresa, ofreciéndonos luz y fuerzas para nuestra vida por medio del Mensaje que nos envió. Fue al comenzar el Año Jubilar Teresiano, el pasado 15 de octubre. Por medio de sus palabras, dirigidas al Obispo de Ávila, el Papa se hacía presente proponiéndonos a la Santa como modelo de mujer andariega. ¿Y hacia dónde camina Teresa de Jesús, abriéndonos el paso a nosotros? ¿A Medina, a Valladolid, a Duruelo, a Pastrana, a Sevilla, a Alba de Tormes? Ciertamente, Teresa camina también hoy hacia estas ciudades, pero sólo son lugares de paso. La meta final de su camino es Jesucristo. Ella camina y nos invita a marchar con ella hacia Jesucristo. Lo hace por cuatro caminos que podemos recorrer cada día. Os invita a ello. ¡Mucho ánimo!

Alegría. Teresa nos invita en primer lugar a «andar alegres sirviendo». La santidad es alegría porque Dios se alegra con nosotros. La Santa nos dice hoy a nosotros y especialmente a los jóvenes: ¡no dejéis de estar alegres! El Evangelio no es una bolsa de plomo que se arrastra pesadamente, sino una fuente de gozo que llena de Dios el corazón y lo impulsa a servir a los hermanos.

Oración. El Papa nos ofrece un segundo camino para acompañar a Teresa: la oración. La Santa transitó muy firme por este camino, que definió bellamente como «tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama». Cuando los tiempos son recios, como los actuales, son necesarios amigos fuertes de Dios para sostener a los flojos. Cristo necesita de nuestra fortaleza. Rezar no es una forma de huir ni de aislarse, sino de pensar y de amar a los demás.

Fraternidad. Pero el Papa y Teresa saben muy bien que el camino no podemos hacerlo solos, sino juntos. La vida cristiana transcurre siempre por la vía de la fraternidad en el seno de la Iglesia madre. Al fundar pequeñas comunidades de mujeres que, a imitación de los apóstoles, siguieran a Cristo, nos recuerda que no podemos vivir sino poniendo espaldas unos a otros para mantenernos firmes y no andar por el suelo.

Misión. El último camino que propone Santa Teresa para andar con ella es la preocupación por el tiempo presente. ¿A dónde nos puede llevar la cultura de la insolidaridad, de la corrupción, del odio entre pueblos, del egoísmo económico? Teresa no se apartó del mundo ni de las preocupaciones de la gente, ni cedió al llanto amargo, por el contrario se metió en las preocupaciones de los hombres, en cada detalle, porque entre los pucheros anda el Señor.

Estos han sido, mis queridos amigos abulenses, los regalos que el Papa Francisco ha hecho a la diócesis de Ávila. Démosle gracias, apoyémosle con nuestro cariño y nuestra oración, tal y como él tan insistentemente nos pide. Devolvámosle su afecto por nosotros en forma de oración por los frutos de su ministerio como Sucesor del Apóstol Pedro. Así le hacemos saber que la Iglesia particular de Ávila está unida a él en espíritu y en verdad.

Con mi cariño y bendición para todos.