La Iglesia participa también en las conversaciones con el ELN - Alfa y Omega

La Iglesia participa también en las conversaciones con el ELN

Redacción
Foto: www.ubicatv.com

El acuerdo con las FARC ha sido un paso decisivo, pero no garantiza todavía la paz en Colombia. El pasado 7 de febrero el Gobierno abrió en Quito la fase pública del diálogo con la segunda guerrilla del país en número de combatientes, el ELN (Ejército de Liberación Nacional). También en este proceso está llamada la Iglesia a desempeñar un papel mediador, a petición de las dos partes. Cinco obispos colombianos, acompañados por el padre Darío Echeverri, secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional, participaron junto a los miembros del Ejecutivo en la reunión, de la que salieron, afirma Echeverri, «esperanzados». Fue —destaca— la propia guerrilla la que pidió la presencia de la Iglesia en la mesa de negociación.

Hay esperanza, sí, pero no exenta de preocupación. Echeverri, en conversación con Alfa y Omega, reconoce que una de las mayores inquietudes del episcopado ante la firma de los acuerdos «es que se implementen. A los gobiernos de este país les gusta firmar pero no siempre cumplir. Y si no se cumple, se genera que la gente desconfíe de las instituciones».

Otro de los problemas «es que en Colombia no hay presencia institucional en gran parte del territorio. Esta falta de institucionalidad se traduce en que muchas zonas están en manos de los grupos armados ilegales», que no solo son las FARC o el ELN, sino grupos nacidos en torno al narcotráfico. «Es necesario, para lograr la paz, que el estado cope esos territorios».

Los obispos también destacan el creciente número de asesinatos de líderes sociales tras el plebiscito de octubre sobre el acuerdo con las FARC. «Ya ocurrió hace tiempo, cuando las FARC quisieron desmovilizarse y formar un partido político. Murió mucha gente, y tenemos miedo de que esto se vuelva a repetir», reconoce el padre Echeverri. Para que el acuerdo tenga la máxima aceptación posible, se han incorporado ajustes y modificaciones pactadas con los grupos que defendieron el no en el referéndum. «Estamos convencidos de que los cambios responden a las inquietudes y sugerencias hechas por diferentes sectores de la sociedad», señalaron las partes en un comunicado.

El gran número de niños en las filas de las guerrillas y la atención a las víctimas, «que de momento solo son indemnizadas con dinero, pero nadie se para a ver la importancia de la reparación», es otro de los flecos que los obispos ponen sobre la mesa en este largo proceso que afronta el país, «donde todavía hay divisiones profundas. Hay quienes quieren el poder para deshacer los acuerdos suscritos. Esto es muy grave».

Gracias a la cooperación del Gobierno español, que financió un trabajo de acercamiento a las 22 regiones del país, la Comisión de Conciliación preguntó a sindicalistas, guerrilleros, miembros del Ejército, maestros, vecinos de a pie… cuáles eran sus mínimos para tener una Colombia reconciliada. «Sacamos ocho mínimos que se presentaron a los gobiernos locales para que se construyan políticas públicas en torno a ellos».