Luces en la ciudad. Jóvenes y consagrados comparten la noche madrileña - Alfa y Omega

Luces en la ciudad. Jóvenes y consagrados comparten la noche madrileña

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Los jóvenes, de tertulia con unas monjas contemplativas. Foto: Delegación de Pastoral Juvenil de Madrid

Viernes noche en Madrid. Cientos de jóvenes visitan conventos, parroquias y casas religiosas por toda la ciudad para conocer de cerca a las comunidades de vida consagrada. Lo que a algunos les podría parecer un plan sin brillo, para otros ha sido un planazo. Es la segunda edición de Luces en la ciudad, organizada el día 3 en Madrid por las delegaciones de Pastoral Vocacional, de Juventud y de Vida Consagrada, junto a la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y a la Comisión de Vida Consagrada de la CEE.

«Yo creía que eran gente aburrida», decían algunos jóvenes que visitaron a los religiosos que trabajan en la zona del Pozo del Tío Raimundo. Allí les recibió Juan José Gasan, de la Congregación de San José-Josefinos de Murialdo, junto a miembros de las ocho presencias de vida consagrada que hay en el barrio: «Fue un rato de distensión y de estar juntos. Pudimos conocernos, cantar y tener luego un rato de oración».

Los jóvenes «nos preguntaban principalmente dos cosas: cómo nos ganamos la vida, y cómo es la vida comunitaria. Se ve que les llama mucho la atención el vivir en una comunidad fraterna, abierta, donde nos acogemos, nos perdonamos y nos ayudamos los unos a los otros». Al final, «se fueron muy satisfechos por el ambiente de alegría y de cercanía que tuvimos. Fue un día maravilloso y muy bonito. Y nosotros también acabamos muy contentos por haber podido abrir nuestras puertas».

Un rato de oración junto a las hijas de la Caridad. Foto: Delegación de Pastoral Juvenil de Madrid.

Como en casa

«No se trata solo de que nos conozcan a nosotras como comunidad de vida consagrada, sino que con iniciativas como esta surja de alguna manera en los jóvenes la pregunta vocacional», señala Cristina, una de las hijas de la Caridad que participaron también en esta iniciativa la noche del viernes.

En el centro de Madrid, estas religiosas atienden a niños de 0 a 6 años con problemas de salud, y gestionan un centro de acogida para adultos con dificultades económicas. «Nuestra casa es una apuesta por la vida. Les hablamos de la misión en la vida que tienen estos niños, que a veces se nos mueren muy pequeños. Los jóvenes escucharon de manera muy activa, se sintieron como en su casa y muchos se interesaron por hacer voluntariado con nosotras», cuenta.

Otra Cristina, esta vez una joven de la parroquia de Santa María, de Majadahonda, que el viernes visitó a las hermanas de la Cruz, a las concepcionistas de la Enseñanza y a las misioneras eucarísticas de Nazaret, comenta que «mi experiencia personal fue emocionante. Las hermanas nos recibieron con los brazos abiertos y fue muy gratificante. Para mí fue un orgullo ver lo felices que son dedicando su vida a Dios. Con su mirada me pudieron transmitir que Dios vive, y cada día estoy más segura de ello».

Tras las visitas, jóvenes y consagrados acudieron a la catedral para participar juntos en la vigilia para jóvenes del primer viernes de cada mes. Allí, el cardenal Osoro les animó diciendo que «no sois unos jóvenes más, con una edad y posibilidades tremendas, no»; sois distintos «porque tenéis y conocéis a Jesucristo» y «os pide más porque pide que cambiéis esta tierra, que hagáis una gran familia, que no deis muerte sino vida. Tenéis la vida de Dios: una posibilidad de cambiar este mundo», destacó.

Poco después, los jóvenes se introducían en mitad de la noche madrileña, tras haber vivido un viernes distinto. «¡Y si Dios quiere, que suscite alguna vocación!», remata el josefino Juan José Gasanz. Porque la vida consagrada, para algunos de estos jóvenes, puede ser el plan de su vida, un planazo.