«La soledad es la mayor enfermedad» - Alfa y Omega

«La soledad es la mayor enfermedad»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Clara, médico y voluntaria. Foto: Archivo personal de Clara Isabel Pérez

Clara acabó Medicina el año pasado, y lleva dos años de voluntaria del servicio religioso en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. En este tiempo, ha descubierto que «durante la carrera te enseñan sobre todo la parte teórica y física de la enfermedad, pero nadie te muestra la parte humana. Yo lo que hago es acercarme a los enfermos y ponerme a su servicio». Luego, «son ellos mismos los que van dirigiendo la conversación».

No es fácil, porque para hacer esto hace falta sobre todo una cosa: escuchar. «Para mí, la soledad es la enfermedad de mayor prevalencia en el hospital». Muchos pacientes «solo quieren que les escuches cómo cuentan su vida. Solo quieren saber que hay alguien que se preocupa por ellos». Algunos ancianos, «cuando te despides, te dicen: “¿Me podrías dar un besito?”». También recuerda a ese joven con cáncer que quiso que rezaran un rato juntos, «una experiencia preciosa».

«La verdad es que aprendes mucho de ellos», dice, aunque reconoce que «nunca vas a tener todas las respuestas». No por ello es menos importante formarse. Ella acaba de entrar en la Escuela Diocesana de Pastoral de la Salud de Madrid, que comenzó su actividad hacer varios meses como uno de los frutos del Año de la Misericordia.

En tres sedes distintas, y durante dos cursos, unas 130 personas están aprendiendo las herramientas básicas para el acompañamiento de enfermos tanto en el domicilio como en residencias y hospitales, desde un punto de vista humano (las claves de la dependencia, gestionar el sufrimiento, el apoyo a las familias, los cuidados paliativos, el duelo…) y espiritual (Jesús como modelo de acompañamiento, la atención espiritual y religiosa, la enfermedad en la Biblia…).

Como explica el delegado de Pastoral de la Salud, José Luis Méndez, «visitar a los enfermos –y cuidar a los cuidadores, que es también una labor muy importante–, exige un mínimo de formación». En el horizonte de la delegación también está el desarrollo, aún incipiente, de un programa de formación de voluntarios para la atención a enfermos en situación terminal.