En Egipto, ya no hay ambiente de islamización constante - Alfa y Omega

En Egipto, ya no hay ambiente de islamización constante

Desde la caída del dictador Hosni Mubarak, la situación de los cristianos en Egipto ha pasado, de una creciente persecución alentada por los Hermanos Musulmanes, a una paulatina mejora, con el actual Gobierno de Al-Sissi. Sin embargo, como explica el padre Greiche, en Egipto, aunque la situación ha mejorado, «aún falta mucho tiempo» para que los cristianos no sean considerados egipcios de segunda

José María Ballester Esquivias
Cristianos coptos, el pasado 16 de mayo, durante la celebración de la Eucaristía, en la iglesia de la Virgen María, de El Cairo

Portavoz de la comunidad católica egipcia, el sacerdote de rito greco latino Antoine Rafic Greiche ha presenciado, en primera línea, todos los acontecimientos que con tanta velocidad se han encadenado en su país a lo largo de los últimos cuatro años, desde la caída de Mubarak hasta la aprobación de la nueva Constitución, pasando por el Gobierno de los Hermanos Musulmanes. Un período, este último, en el que el padre Greiche vio cómo su parroquia de San Cirilo –sita en el barrio cairota de Heliópolis– era asediada por islamistas.

En conversación con Alfa y Omega, no tiene reparos en reconocer los progresos de los últimos dos años, es decir, desde que el general Abdul Fatah al-Sissi derrocó al Presidente islamista Mohammed Morsi; si bien queda mucho por hacer: «Hay más seguridad, la economía ha experimentado una leve mejora –lo veo a través de mis feligreses: muchos de ellos trabajan en el sector industrial–, hay ilusión respecto de los nuevos proyectos en torno al Canal de Suez… En suma: hemos vuelto al Egipto para todos los egipcios y no sólo para una fraternidad islámica. Ya no hay ambiente de islamización constante».

Mejora para los cristianos

Una mejora de la que se han beneficiado los cristianos. El gesto más espectacular ha sido la visita que, en Nochebuena, hizo el Presidente Al-Sissi a la catedral copta de El Cairo. Nunca antes un mandatario egipcio había tenido ese detalle. Al-Sissi tomó la palabra y dijo que todos los egipcios lo eran por igual, sin ningún tipo de discriminación. Y el padre Greiche añade que el Jefe del Estado ha pedido a las Iglesias cristianas que «participen en la elaboración de dos proyectos de ley: uno afecta a la construcción de nuevos lugares de culto; el otro, a la familia cristiana, dos asuntos que originaron tensión constante en tiempos no muy lejanos». Una leyes que, cree el padre Greiche, se harán realidad una vez que los egipcios elijan al nuevo Parlamento. La celebración de los comicios está prevista para la próxima primavera.

«A ellos –añade el padre Greiche– se presentarán más de 50 candidatos de confesión cristiana, señal de que vuelven a participar en la vida pública, cosa que no ha acaecido en los últimos 60 años». Ya participaron, por cierto, en la redacción de la nueva Constitución: el propio padre Greiche, que formaba parte de una de las comisiones, se encargó de introducir –con éxito– una enmienda que garantiza el derecho a la vida.

¿Ponen los cristianos una confianza ciega en Al-Sissi? «Hasta ahora –responde a Alfa y Omega el portavoz de la Iglesia católica en Egipto–, no nos ha defraudado, por lo que ya he dicho anteriormente. Le voy a decir algo más: en el discurso que pronunció con motivo de la celebración del nacimiento del profeta Mahoma, Al-Sissi resaltó, en presencia del Gran Imán de Azahar, que seguía a la espera de una revolución en la comunicación y transmisión de la palabra islámica al resto del mundo».

¿Qué quiso decir en concreto con esas palabras?, le planteamos. «Pues que, hasta ahora, los discursos han destilado bastante odio. Por ejemplo, se preguntó qué tipo de religión es esa que siempre está en conflicto con el resto del mundo; o cómo es posible que 1.500 millones de musulmanes quieran imponer su criterio a los 7.000 millones de habitantes de la tierra. Y también abogó por una revisión de la libertad de conciencia», explica el padre Greiche.

En este sentido, ya se han dado los primeros pasos: ya se pueden comentar en público las palabras de Mahoma, «sin que el Gobierno interfiera». Aunque, precisa, «aún falta mucho tiempo para que se produzca un cambio de mentalidad». El padre Greiche sigue sin entender que hayan condenado a seis años de cárcel a un estudiante por declararse ateo.

Y es que la situación dista mucho de ser idílica. El portavoz de la Iglesia católica todavía percibe casos de acoso contra los cristianos. Unos cristianos cuyas iglesias, escuelas y demás lugares de reunión siguen bajo fuerte protección policial y militar, y a los que aún les cuesta relacionarse con plena normalidad con la población musulmana, especialmente fuera de El Cairo y de las grandes ciudades.

El asunto que más preocupa estos días es la suerte de los 21 correligionarios secuestrados en Libia a principios de este mes. «Era previsible: hace tres meses, los yihadistas secuestraron y mataron a siete coptos y a una familia de esa confesión. También suelen secuestrar a camioneros. Los coptos pagan su apoyo a Al-Sissi. Creemos que es una purga étnica. Esperamos que liberen a los rehenes, pero no hay nada positivo en el horizonte», concluye.