La luz y los colores del impresionismo en Estados Unidos - Alfa y Omega

La luz y los colores del impresionismo en Estados Unidos

El museo Thyssen-Bornemisza ofrece, hasta el 1 de febrero próximo, bajo el título Impresionismo americano, la primera exposición que tiene lugar en España dedicada a la expansión del impresionismo en Estados Unidos. Se trata de una exhibición de luz y color a través de 80 pinturas de los últimos veinte años del siglo XIX. Sus autores: Cassatt, Sargent, Whistler, Hassam, Benson, Tarbell, entre otros

Fernando de Navascués
Niebla y sol de la mañana, de John Leslie Breck (1892)

¿Quién no se ha quedado embelesado ante una bailarina de Degas, unos jardines de Monet o un rostro femenino de Ma-net? Sin embargo, los gustos norteamericanos de finales del siglo XIX disentían de esta percepción estética, al grado que pintores de aquella época, como J. Alden Weir, afirmaban que «no he visto nada tan horrible en toda mi vida»; o Ellen Day Hale, al hablar de una exposición, decía que, «desde el primer minuto, todo te pone de mal cuerpo».

En el huerto, de Edmund Charles Tarbell (1891)

Con todo, el impresionismo llegó a Estados Unidos, y a diferencia de otros estilos y vanguardias fue el primer gran movimiento que atrajo por igual a coleccionistas, críticos y mecenas, de uno y del otro lado del Atlántico. El impresionismo caló en una sociedad norteamericana que podía permitirse el lujo de vivir en las grandes ciudades como Nueva York, Boston o Filadelfia, y que podía mantener a pintores que les acompañaran en sus salidas al campo, para retratar sus gustos y su estilo de vida.

Árboles en flor en Giverny, de Theodore Robinson (1891-92)

Americanos, pintando en Europa…

Ahora bien, los artistas norteamericanos más importantes nacieron junto a los franceses y en Francia. La exposición del Thyssen ofrece obras de Mary Cassatt y John Singer Sargent, que formaron parte del impresionismo desde el primer momento. Artistas que tuvieron sus carreras en Europa, pero que promovieron la difusión de esta vanguardia en Estados Unidos.

Verano, de Mary Cassatt (1894)

James Abbott McNeill Whistler también vivió la mayor parte de su vida en Europa. Y aunque su estilo se encuadre más en la línea de la generación anterior, sus obras fueron admiradas y valoradas por el movimiento impresionista, considerado por algunos como uno de sus precursores.

… aprendiendo en Europa

También hay otros artistas que estuvieron viviendo y pintando en Francia, pero que, llegado el momento, cambiaron las calles y los espacios parisinos por los neoyorquinos, los de Chicago o los de Boston. Cambiaron el bosque de Fontainebleau, la costa de Bretaña y Giverny, por Long Island, las costas de New Hampshire o Maine. Son autores como Childe, Hassam, Chase, Theodore Robinson, Benson o Tarbell.

Otoño, de Mary Cassatt (1880)

Color, luz, paisajes, ciudades…

La muestra, que organiza el Musée des impressionnismes Giverny y la Terra Foundation for American Art, en colaboración con las National Galleries of Scotland y el Museo Thyssen, está dividida en cinco salas. La primera, dedicada a los artistas norteamericanos que trabajaron principalmente en Francia. Obras de Manet, Morisot y Monet acompañan a las de Cassatt (Otoño, Verano o Mujer sentada con un niño en brazos) y Sargent (Dos mujeres dormidas en una barca bajo los sauces o Dennis Miller Bunker pintando en Calcot).

Nota en rojo: la siesta, de James Abbott McNeill Whistler (1884)

Los americanos en Giverny es el tema de la segunda sala. Giverny, localidad en que se instaló Monet, acabó siendo un lugar de referencia y fuente de inspiración para el movimiento impresionista. Junto a obras del propio Monet, encontramos las de Hassam (El día de Gran Prix), Robinson (Árboles en flor en Giverny o El cortejo nupcial) y Breck (Niebla y sol en la mañana).

La tercera sala está dedicada a las escenas urbanas en Nueva York, Boston y Chicago. Aquí los autores representados son Chase (El parque de Brooklyn), Hassam (Pabellón de la Horticultura, Exposición Universal Colombina de Chicago) y Twatchman (El puente blanco).

Pabellón de la Horticultura, Exposición Universal Colombina de Chicago, de Childe Hassam (1893)

Al impresionismo de Whistler se dedica la siguiente sala. Su paleta apagada y casi monocroma la encontramos en obras como Nocturno: azul y plata-Chelsea y Nota en rojo: la siesta.

Y, finalmente, cierra la exposición una sala dedicada a Escenas y paisajes americanos. Aquí encontramos obras de Tarbell (Tres hermanas. Estudio bajo el sol de junio, o En el huerto), Benson (Bajo el sol) o Chase (Por la mañana en el espigón, Shinnecock).

Bajo el sol, de Frank Weston Benson (1909)

En resumen, todo un deleite para los ojos y las emociones, una de esas oportunidades que difícilmente pueden volver a repetirse.