Menudo morlaco - Alfa y Omega

Hay muchos hombres en este cardenal que ha marcado la historia de España. Primero, un niño apodado Tucho, cuya madre, argentina, murió de amor tras el fallecimiento temprano del padre. También un hijo de familia profundamente cristiana, con una sobrina misionera en Filipinas y Malawi. Y un estudiante inteligente, alumno de Romano Guardini y Joseph Ratzinger. O un pianista -pocos conocen que interpreta sus piezas favoritas-. Pero lo que muy pocos saben es que conoce al dedillo el mastodóntico puerto de Hamburgo, la ciudad de mi madre. En esa urbe cosmopolita sirvió Antonio María Rouco como capellán de marineros, y sabe Dios qué caridades más, porque el barrio de Sankt Pauli es un universo complejo, que sólo puede recorrerse por vicio o por amor de los hombres. Nunca ha sido pusilánime don Antonio… Cuenta José Francisco Serrano que, en el seminario, sacaba muy buenas notas en estudios, buenas también en piedad…, ¡y mediocres en comportamiento! En eso nos parecemos ambos, en la bravura, aunque él tenga a su favor la flema gallega.

La biografía de mi generación está inextricablemente trenzada con la suya. Gracias a él vivimos esa jornada sobrecogedora del Monte del Gozo en 1989, cuando despertamos calados y escuchamos a Juan Pablo II, que nos señalaba el amanecer: El sol, el sol es Cristo resucitado. Nuestros hijos han estudiado Religión porque su quinta peleó con Felipe González el nuevo sistema educativo (Rouco era miembro de la Comisión episcopal de Enseñanza). Y los europeos le debemos su extraordinario papel como Relator del Sínodo Europeo de Obispos, que yo cubrí como corresponsal de ABC. Los madrileños, en fin, hemos ganado un seminario duplicado en candidatos; la Universidad San Dámaso, intelectualmente brillante, y un clero unido y alegre, que superó las indigestiones de un mal entendido Concilio Vaticano II bajo su lema episcopal: En la comunión de la Iglesia. Recientemente, nos ha regalado a todos la inolvidable JMJ Madrid 2011.

Con Rouco, la Iglesia ha importado mucho en España. A nadie dejaron indiferentes las Jornadas de la Familia y las movilizaciones sociales a favor de la vida, en las que fue a pie con los fieles. Los políticos han tenido que medirse con un morlaco de una dimensión respetable, que no se cortó a la hora de impulsar nuevos medios de comunicación católicos, desde la TMT, embrión de la 13TV, hasta Alfa y Omega.

Y a pesar de todos esos hombres… intelectual, profesor salmantino, Presidente de la Conferencia Episcopal, arzobispo de Santiago y de Madrid, y cardenal, yo me quedo con el cura. Con ese hijo que enfila el canto a la Virgen de la Almudena -compuesto en el 2000- y llena la nave con una voz entusiasta. Y con ese padre que me abrazó cuando me separé de mi marido y me ha sostenido cuando la vida se hacía difícil. Con él estuve en el Gozo, con él saqué adelante a mis hijos, él me trajo de El Mundo para servir en COPE, y con él aprendí a sentirme orgullosa de ser europea.

Hijo de la Virgen y padre mío, gracias.