Obispo electo de Soria: «Lo importante no es lo que nosotros hacemos, sino la fidelidad de Dios» - Alfa y Omega

Obispo electo de Soria: «Lo importante no es lo que nosotros hacemos, sino la fidelidad de Dios»

Abilio Martínez quiso ser cura desde niño; lo que jamás imaginó es que llegaría a obispo. Al conocer el nombramiento, confiesa, «lo primero que sentí fue miedo a no hacerlo bien; es una responsabilidad muy grande que supera mis fuerzas», pero «nuestra esperanza no nace de las cifras o de determinados datos, sino de Jesucristo que dirige la Iglesia por medio de su Espíritu Santo»

Rubén Tejedor Montón

Háblenos de usted, ¿quién es Abilio Martínez Varea?
Soy el vicario de Pastoral y Enseñanza de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Nací hace 53 años y he sido elegido por el Papa como vuestro próximo obispo.

¿Cómo fue su infancia? ¿Qué ha significado su pueblo natal en su vida?
Yo soy de Autol (La Rioja); allí he vivido mis primeros años de vida hasta los 12 años que fui al Seminario. Mi pueblo fue muy importante, especialmente por mis curas (uno de ellos ha fallecido hace poco) que influyeron fuertemente en mí a la hora de plantearme la vocación al sacerdocio. Fueron dos buenos curas muy queridos en mi pueblo.

¿Y sus padres? ¿Qué papel han jugado en su vida?
Mis padres, Abilio y Antonia, viven todavía, gracias a Dios, aunque ciertamente ya son mayores, 86 y 85 años. Han jugado un papel determinante en mi vida porque me han inculcado, sobre todo mi madre, la fe, las tradiciones cristianas, la participación en la Eucaristía, etc. así como los valores de la honradez, la sencillez, la humildad o el trabajo.

Un recuerdo de su vida…
Lo tengo claro: los mejores recuerdos que tengo son de los momentos en que hacíamos la novena en honor a la Virgen de Nieva, la patrona de mi pueblo; a Ella siempre he encomendado mi vocación y mi ilusión sacerdotal.

¿Una cita bíblica?
Te diré la que he escogido como lema episcopal: «El que os llama es fiel» (1 Tes 5, 24). Nunca podemos olvidar que lo más importante no es lo que nosotros hacemos sino la fidelidad de Dios que está por encima de todo, especialmente de nuestros defectos y debilidades.

Si tuviera que elegir un personaje bíblico ¿cuál sería?
María, sin duda. La devoción a la Virgen es fundamental para mí, lo ha sido desde pequeño con mi participación en los actos de cada mes de mayo para los niños o en la novena a la Virgen de Nieva (en mayo y en agosto), por ejemplo. El amor a María ha sido determinante en mi vida cristiana.

¿Con qué soñaba de pequeño? ¿Qué quería ser? ¿Cura?
La verdad es que sí, desde muy pequeño, gracias a la vivencia de la fe en la parroquia y el cuidado de la Virgen fui viendo claramente este camino de Dios para mí. Desde niño mis sacerdotes cuidaron la semilla de mi vocación sacerdotal… y desde que entré al seminario, con la ingenuidad propia de los 12 años, quería ser cura.

Y un buen día, obispo ¿Qué fue lo primero que pensó al recibir la noticia?
¡Jamás soñé con ser obispo! Lo primero que sentí fue miedo a no hacerlo bien; es una responsabilidad muy grande que supera mis fuerzas. ¡Quiero que sea Dios el que lo haga en mí! ¡Dios dirá y Dios lo hará!

¿Cómo ve el presente don Abilio?
Sinceramente lo veo desde la ilusión, la esperanza y el optimismo. Sé que hay cosas que no van bien (defectos de la Iglesia, pérdida de valores en la sociedad europea, etc.) pero sé que la fidelidad de Dios está por encima de todo. Nuestra esperanza no nace de las cifras o de determinados datos sino de Jesucristo que dirige la Iglesia por medio de su Espíritu Santo.

¿Y el futuro?
Estoy seguro que, como Iglesia, podemos crear un futuro mejor para la sociedad y para la Iglesia. Tenemos suficientes fuerzas en la Iglesia para anunciar a Jesucristo y que, de este modo, crezca el Reino de Dios. La verdad es que lo veo también con optimismo y esperanza.

El Papa sueña con una «Iglesia pobre y para los pobres», con una Iglesia «en permanente estado de misión». ¿Don Abilio con qué Iglesia sueña?
En concreto sueño con la Iglesia soriana. Me he puesto a aprender de esta Iglesia particular que me confía el Papa a través de la web diocesana, leyendo de su historia, etc. Sueño con poder ser un buen obispo para el ya muy querido pueblo soriano, marcado también, como decía anteriormente, por virtudes como la honradez o el trabajo bien hecho.

¿Qué diría a los niños y jóvenes sorianos?
Que se ilusionen con Jesucristo. Vivimos en un mundo muy marcado por la tecnología (que es positiva, está muy bien) pero quien da la alegría verdadera es Jesucristo en la Iglesia.

¿Y a los ancianos?
Los ancianos tienen un papel fundamental porque son los que nos enseñan cómo hay que vivir desde su sabiduría adquirida con el paso de los años. Estar con ellos y aprender de ellos es fundamental.

¿Cómo ve usted la situación política?
Como dije en mi saludo el día que se hizo público mi nombramiento quiero animar a los políticos a encontrarnos en la búsqueda del bien común y no de los bienes particulares. Ofrezco sinceramente la cooperación y colaboración de la Iglesia, les tiendo mi mano para ello.

Si tuviera que decir una palabra a las familias ¿cuál sería?
Sería una palabra de ánimo y de aliento. Sé que es muy difícil la vida familiar, tantas familias rotas, muchas de ellas muy jóvenes. Por eso es necesario el ánimo y el aliento de la Iglesia… ¡no tiréis la toalla!

Finalmente, una palabra para los sacerdotes y consagrados…
Diría, una vez más, lo mismo: animarles y alentarles a seguir trabajando en colaboración con el obispo para hacer presente y hacer crecer el Reino de Dios. Esta palabra de aliento llega a mi corazón porque sé que hay un Seminario en El Burgo de Osma con un buen número de chicos que hay que trabajar por mantener y acrecentar, así como seguir cuidando a los tres seminaristas mayores que son, por así decir, como la corona de la Diócesis.