Espaguetis con verduras de las cistercienses de Armenteira - Alfa y Omega

Espaguetis con verduras de las cistercienses de Armenteira

Cristina Sánchez Aguilar
Foto: Monasterio Cisterciense de Armenteira.

«Ya sé que es una receta sencilla, pero es que la vida monástica es así», explica la hermana Paula, risueña. Es una de las nueve monjas que habitan el monasterio cisterciense de Armenteira, una edificación cuyos cimientos se remontan al siglo XII, situada en la paradisíaca comarca del Salnés, entre las rías de Pontevedra y Arosa.

El hogar de estas religiosas, pequeñas en número por la evidente falta de vocaciones pero sobradamente reconocidas en la zona, sonará a muchos de los lectores. Los muros de Armenteira son trending topic cada vez que Mariano Rajoy pasa sus vacaciones estivales o se da un respiro durante el curso para dar un paseo, pantalón corto y palo en mano, por su tierra natal. Su ruta favorita rodea el monasterio.

Las monjas trabajan en su huerto, del que sacan las verduras para el plato que nos presentan Foto: Monasterio Cisterciense de Armenteira.

Pero no es el único personaje ilustre que ha contemplado estos muros. Ramón María del Valle-Inclán, vecino nacido en Villanueva de Arosa, se encandiló de la figura de san Ero de Armenteira, a quien dedicó parte de su primera obra poética, Aromas de leyenda. La historia de este santo, un noble gallego del siglo XII, aparece relatada en una de las cantigas de Alfonso X el Sabio. Una noche, Ero tuvo un sueño en el que la Virgen le pidió que fundase un monasterio, para que así su mujer y él tuviesen descendencia espiritual (ya que no podían tener hijos). El noble transformó su palacio en monasterio y solicitó monjes a san Bernardo de Claraval, quien envió cuatro. El santo gallego se convirtió en el abad de la que ahora es la casa de las monjas.

La priora, la hermana Ana. Foto: Miguel Muñiz.

La reconstrucción, piedra a piedra

En 1162 aparece por primera vez el nombre del monasterio en documentos oficiales. Durante la desamortización de Mendizábal, la orden masculina tuvo que abandonar el cenobio y a partir de entonces el edificio –salvo la iglesia y la parte visible del claustro– empezaron a desmoronarse. «Fue Carlos del Valle-Inclán, hijo del célebre Ramón, quien en 1961 fue en busca del lugar que inspiró el poemario de su padre y comenzó a concebir el sueño de reconstruir la edificación. Fundó la asociación Amigos de Armenteira y, poco a poco, lo volvieron a poner en pie», cuenta la hermana Ana, priora del monasterio. En 1989 llegó un pequeño grupo de monjas desde la localidad navarra de Alloz y restauró la vida cisterciense, con hospedería incluida. Del primitivo monasterio solo queda parte del claustro y el templo, cuyo crucero, por cierto, está cubierto por una cúpula de influencia mudéjar única en Galicia.

Foto: José Antonio Gil Martínez.

Ora et fabrica jabones

La orden cisterciense buscó de la mano de san Bernardo una reforma de la regla benedictina que acentuase la pobreza, la vida comunitaria y el trabajo manual. Aunque el santo de Claraval es el más conocido, «en realidad los fundadores del Císter fueron otros tres monjes, san Roberto, san Alberico y san Esteban», cuya fiesta se celebra precisamente hoy, 26 de enero.

De la manufactura de libros, con la que la orden empezó su trabajo manual en Armenteira, las monjas pasaron a la fabricación de jabones naturales, para los que aprovechan los productos de la zona. Los de camelia, castaña, eucalipto y aloe vera son algunos de los más demandados. Y ojo, cada uno tiene nombre de santa o mujer que ha marcado hito en la historia: Etty, Ángela, Mechthild, Madeleine Delbrel o Syncletica (la que firma ya se ha comprado el de Hildegard). En su tienda online monasteriodearmenteira.es pueden ustedes hacer lo propio.

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Espaguetis con verduras

Ingredientes

Para seis raciones:

  • 50 gramos de pasta por persona (pueden ser espaguetis, macarrones… al gusto)
  • Un ajo
  • Una cebolla
  • Un pimiento rojo y/o verde
  • Un puerro
  • Una zanahoria
  • Champiñones
  • Aceite de oliva
  • Sal

Preparación

Cocer la pasta con agua abundante, sal y un chorrito de aceite. Mientras, hay que preparar un sofrito en una sartén grande con un dedo de aceite de oliva, el ajo, la cebolla, el pimiento rojo y/o verde, un puerro, la zanahoria cortada en juliana y los champiñones. Dejarlo hasta que se dore. Cuando la pasta esté cocida, colar y pasar por agua fría. Después, se vuelca en la sartén. Remover unos minutos hasta que la pasta quede impregnada del sofrito de verduras, vigilando que no se pegue a la sartén.