Tres años memorables - Alfa y Omega

Tres años memorables

Sus años al frente de la Comisión episcopal de Seminarios y Universidades dejaron profunda huella en la renovación de los Seminarios y su concepción como comunidades vocacionales. Escribe el Vicario episcopal para la Vida Consagrada de Madrid, antiguo Director del Secretariado de la Comisión de Seminarios y Universidades en la CEE

Joaquín Martín Abad
Don Antonio María Rouco preside, en la CEE, una de las reuniones de la Comisión episcopal de Seminarios y Universidades

Como el ministerio episcopal del cardenal Antonio María Rouco Varela –en las archidiócesis de Santiago de Compostela y de Madrid, y como Presidente de la Conferencia Episcopal Española– ha sido tan extenso, e intenso, me toca en suerte rescatar de la memoria tres años en los que fue, de febrero a febrero de 1990 a 1993, Presidente de la Comisión episcopal de Seminarios y Universidades. Tuvo que dejar la Comisión al ser votado previamente miembro del Comité Ejecutivo de la Conferencia.

1990

Fue nombrado por Juan Pablo II miembro de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la formación sacerdotal. En el trabajo de grupos sinodales, fue elegido secretario de uno de los dos grupos de lengua española; seguidamente, fue elegido entre todos los secretarios de grupos para el pequeño equipo de miembros sinodales que elaboraron, recogiendo todo el trabajo sinodal, las proposiciones que iban a ser votadas en el Sínodo y presentadas luego al Papa para que pudiera redactar y publicar la Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis.

Si ya era conocido en la Iglesia universal por Santiago y su Camino, en esa ocasión fue reconocido universalmente por su participación sinodal, pues luego intervendría de otros modos significativos en otras asambleas sinodales y, en una de ellas –como se recuerda–, incluso como Relator.

Sus aportaciones fueron tan decisivas que, en Pastores dabo vobis, aparecen, incluso al pie de la letra, textos de la Ratio española sobre la formación sacerdotal de 1986 (puede comprobarse en Los seminarios en España desde el Concilio Vaticano II, dentro del libro El Seminario de Madrid, a propósito de un Centenario (2008).

A la vez, después del Sínodo sobre la formación sacerdotal, la Comisión episcopal inició el trabajo de preparar una actualización de la Ratio española, y puede comprobarse también cómo textos de Pastores dabo vobis se incluyeron en ella, aprobada por la Conferencia y reconocida por la Santa Sede en 1996.

1991

En este año, el Plan de Formación para los Seminarios Menores fue aprobado por la Conferencia Episcopal y recibió la recognitio de la Congregación para la Educación Católica (de Seminarios e Institutos de Estudios) que había elaborado la misma Comisión episcopal bajo la dirección de su Presidente, el arzobispo Rouco.

En el Decreto de aprobación, el Prefecto, el cardenal Laghi, y el Secretario, monseñor Saraiva, escribieron: «Hemos realizado un atento estudio del texto remitido, que responde plenamente a los principios expuestos en la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis. Aunque prevé, de hecho, otras formas de acompañamiento vocacional, reafirma la plena validez del Seminario Menor, considerándolo como la institución más adaptada para cultivar los primeros gérmenes de vocación sacerdotal. Además, la fisonomía del Seminario perfilada en él responde plenamente a una comunidad vocacional específica, tanto por la propuesta sobre la vida espiritual como por las orientaciones disciplinares pedagógicas. Se valora también la atención a cada situación de la edad evolutiva. El proceso educativo, estructurado con ritmo progresivo, precisa con acierto los objetivos humanos, cristianos y vocacionales a alcanzar en cada momento de la edad. En conjunto, nuestro juicio es óptimo». Este plan sirvió para otras Conferencias Episcopales que lo tomaron como ejemplo y referencia para sus Seminarios Menores.

Y, al mismo tiempo, se prepararon las bases para la orden ministerial que aplicaba a los Seminarios Menores la Ley de Educación (LOGSE).

Presidió, además, una peregrinación de 100 seminaristas mayores de distintas diócesis de España a la JMJ de Czestochowa.

1992

A instancias de la misma Congregación, la Conferencia acordó constituir una Comisión para realizar una Visita académica a todos los Centros superiores de Estudios eclesiásticos de la Iglesia en España, presidida por el padre Víctor Dammertz (luego obispo de Ausburgo), que elaboró un informe detallado. Después, las propuestas de la Subcomisión episcopal de Universidades, estudiadas por la Conferencia, cristalizaron en unos criterios de planificación de Centros y de Estudios eclesiásticos que, aunque vigentes, todavía quedan por aplicarse para una mejor racionalización y servicio de las Facultades y Centros.

Y la Comisión episcopal colaboró, de modo significativo, en la organización y coordinación de la Visita apostólica que la Congregación ordenó realizar a todos los Seminarios de la Iglesia en España.

Por lo que se refiere a las universidades católicas, la Subcomisión de Universidades se reunió con sus Rectores, y estableció el modo de aplicar la Constitución Ex Corde Ecclesiae en España, también en relación con la legislación del Estado.

Estas tres páginas históricas, y por eso memorables, se insertaban en otros trabajos ordinarios de la Comisión episcopal de Seminarios y la Subcomisión episcopal de Universidades (entonces unidas), como los encuentros anuales de Rectores de Seminarios Mayores y de Menores, de Delegados de Pastoral Vocacional y de Pastoral Universitaria y el seguimiento, en nombre de la Conferencia, de la Universidad Pontificia de Salamanca.

A. M. D. G.