Monseñor Osoro: «Ahí tienes a tu hermano. Nadie es extraño para un cristiano» - Alfa y Omega

Monseñor Osoro: «Ahí tienes a tu hermano. Nadie es extraño para un cristiano»

En la 101ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebró ayer con el lema Iglesia sin fronteras, madre de todos, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro presidió una solemne Eucaristía en la parroquia Nuestra Señora del Buen Suceso. Organizada por la Delegación episcopal de Migraciones, en la Misa concelebraron sacerdotes de las distintas capellanías de inmigrantes de la diócesis

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En su homilía, monseñor Osoro señaló que «hoy es un día especial en la vida de la iglesia. Este año, el Santo Padre ha querido elegir un lema importante, una Iglesia madre de todos. Hoy, desde aquí, desde esta parroquia, queremos entregar este suceso extraordinario: Hacer descubrir a todos los hombres, especialmente a los que viven en Madrid, que el título más grande que puede tener el ser humano es el que nos recuerda el Señor. Somos hijos de Dios, y por ello, hermanos de todos los hombres».

La voluntad de Dios, dijo, «es que seamos una gran familia, que vivamos como hermanos. La misión de la Iglesia, como nos recuerda el Papa Francisco, es amar y adorar a Jesucristo, y especialmente descubrirle en los que más lo necesitan, en los más desamparados, y entre estos también están los que tienen que emigrar de sus tierras, dejar su cultura y venir a otros lugares. En la Comunidad de Madrid hay más de 1.200.000 inmigrantes, pero en nuestra diócesis están la mayoría».

El arzobispo recordó que «la Iglesia abre sus brazos para acoger a todos los pueblos sin discriminaciones y sin límites. Esta Iglesia somos nosotros, y abrimos nuestro corazón y nuestra vida, lo que somos y tenemos. La fuerza de la fe, de la esperanza y de la caridad permite reducir distancias que nos apartan de los dramas humanos. Los movimientos migratorios han tomado, en estos momentos de la Historia, unas dimensiones que sólo con una colaboración sistemática y efectiva, que implique a todos los estados y a las organizaciones internacionales, puede regularlos eficazmente, hacerlos frente y que se globalice el amor».

En la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, monseñor Osoro recordó que «estamos llamados a escuchar, a dar vida y a seguir las huellas de Jesucristo para transformar esta historia». Así, dijo que «hombres y mujeres de diversos lugares, que viven entre nosotros, son para nosotros la voz de nuestro Señor, que nos ha dicho: ahí tienes a tu hermano, nadie es extraño para un cristiano». Y recordó a los presentes que «es urgente que escuchemos las llamadas que nos hace el Señor para que le abramos las puertas de nuestro corazón, para que le abramos nuestra vida, para que demos la mano… Hemos de salir al encuentro de los hermanos haciendo visible la maternidad de la Iglesia, que supera toda clase de razas y fronteras, porque acoge a todos, abraza con amor a todos».

Concluyó exhortando a «fraguar hombres y mujeres de Cristo», y a hacer posible «el aumento de la consideración de la dignidad de los demás, de la cooperación en el bien común, del reconocimiento por parte de todos del cultivo de valores supremos, y de una experiencia viva de Dios que sea fuente de encuentro, de convivencia y de no hacer sentirse a nadie extraño».