Presidentes de la CCEE y de la KEK: «Juntos podemos anunciar el amor de Cristo» - Alfa y Omega

Presidentes de la CCEE y de la KEK: «Juntos podemos anunciar el amor de Cristo»

Redacción

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

¡El amor de Cristo nos apremia (2 Corinzi 5, 14)! Una gran verdad se encuentra en este versículo de la segunda carta de San Pablo a los Corintios que inspira este año la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

La historia del Cristianismo en Europa ha estado marcada por dolorosos periodos de división, condena mutua e incluso violencia. Mientras algunas iglesias se preparan para celebrar el 500° aniversario del inicio de la Reforma Protestante, hemos de recordar de nuevo nuestro difícil pasado. Recordar estos eventos y confrontarnos con nuestra historia es una magnífica oportunidad para renovar nuestro empeño en la reparación de las heridas y la superación de las divisiones. Nos dirigimos a Cristo, que reconcilia todos los pueblos y la creación con Dios, con el fin de que nos guíe en esta tarea. Con humilde gratitud por el don recibido, trabajamos para la reconciliación a través de las palabras y nuestras acciones.

Hoy celebramos también el crecimiento en la colaboración y el fomento de un significativo diálogo teológico. El Consejo de Conferencias Episcopales de Europa y la Conferencia de Iglesias Europeas colaboran desde hace 45 años a través del Comité Conjunto en numerosos ámbitos de interés común. También compartir los sufrimientos y las alegrías terrenas nos une. Nuestra solidaridad hacia las minorías como la comunidad gitana, nuestro empeño en la justicia ecológica y las iniciativas de oración para alcanzar la unidad dentro del Cuerpo de Cristo han sido consolidados a través de dicha relación.

Las múltiples crisis que Europa y los Estados vecinos han sido llamados a afrontar nos acercan todavía más. Guerras y conflictos, incertidumbre política, migración y desafíos ecológicos, pobreza material y espiritual, tocan la vida de todos en Europa y más allá de sus fronteras. Con estas crisis, sin embargo, llega también la esperanza. Juntos podemos anunciar el Amor de Cristo para la reconciliación a través de la protección de la Creación, la solidaridad hacia los más necesitados y la tutela de la dignidad del pueblo de Dios.

Es a través del diálogo que profundizamos en nuestra recíproca comprensión. A través de los testimonios y acciones comunes construimos puentes. A través de la oración aprendemos a reconocer la obra de Espíritu Santo. El camino a seguir puede parecer no siempre claro o sencillo, pero tenemos siempre en el corazón esa verdad por la que «El Amor de Cristo nos apremia».