La Iglesia quiere acompañar a las familias - Alfa y Omega

La Iglesia quiere acompañar a las familias

Todas las familias necesitan en algún momento ser sostenidas. Lo que celebra la Iglesia es que existe un sostén que nunca falla

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Foto: Miguel Hernández Santos/Infomadrid

La celebración de la Jornada de la Sagrada Familia ha estado marcada por la revalorización que le ha dado el Papa a la pastoral familiar en la exhortación Amoris laetitia. Como han subrayado los obispos españoles en una nota para esta fiesta, la familia afronta serios problemas, entre los que destacan la alergia al compromiso en la cultura contemporánea y «dificultades sociales, como puede ser la falta de una vivienda digna» o las trabas a la conciliación laboral. Pero «estos desafíos –añade la nota–, lejos de constituir obstáculos insalvables», pueden ser «una oportunidad nueva» para la Iglesia. Porque, en definitiva, se trata de anunciar una propuesta que responde a las necesidades del corazón humano. De ahí que el cardenal Osoro dijera el viernes ante miles de personas en la catedral de la Almudena que, más que discursos y teorías, lo que hacen falta son familias cristianas que hagan presentes a Jesús en medio del mundo, familias de las que otros puedan decir: «Yo quiero ser como estos».

A veces esa propuesta se ha podido entender como un ideal inalcanzable, o como una fachada que simplemente no existe en la realidad. El Papa ha roto con esa imagen al promover una mayor acogida e integración de personas en situaciones difíciles, que a menudo tienen que añadir a sus fracasos personales el estigma social (y eclesial) que estos acarrean. Lo que la Amoris laetitia nos dice es que, si algo debe temer la Iglesia, no es mancharse las manos acercándose a estas personas que sufren, sino la falta de misericordia hacia ellas, vinculada a la idealización –o ideologización– de la familia. De igual modo, tampoco vale escandalizarse con las dificultades que inevitablemente surgen en todo hogar, como si eso fuera algún motivo de deshonra. No hay persona ni familia que no necesite en algún momento ser sostenida. Lo que celebra la Iglesia en el día de la Sagrada Familia es que existe un sostén que nunca falla, Jesús mismo, cuya acción entre nosotros se prolonga a través de los sacramentos y de la creatividad de una pastoral, la familiar, que afecta a la dimensión más importante de la vida de las personas.