El Niño Dios arropa a los presos - Alfa y Omega

Hablar de Navidad es hablar de familia, de calor de hogar, de besos y abrazos y compartidos con los tuyos. Es hablar de encuentro y de fiesta; de encuentro con un Dios que se hace Niño y de fiesta con aquellos que, como tú y yo, quieren abrazar a ese Niño.

Si esto es la Navidad, ¿se puede decir que existe allí donde la distancia, el frío del cemento y la indiferencia de muchos almacena a hombres y mujeres que por mil circunstancias han cometido uno o muchos fallos? Es difícil imaginarlo, pero también allí, de una forma muy especial, nace el Niño Dios, y por eso hay Navidad. El Dios que viene a nuestro encuentro ha nacido un año más en la periferia, en la cárcel; y ha nacido aquí porque en este lugar se le acoge y se le reza, se le implora y se le mira con ojos de niño. A diferencia de lo que sucedió en Belén y sucede en muchos lugares de nuestro mundo, aquí, entre los muros y los barrotes ha tenido un hogar y unos corazones dispuestos a brindarles su amistad.

No son palabras. Los 390 internos que participaron en la Eucaristía del día de Navidad vivieron la experiencia de un Dios que les dice «te quiero como hijo y te doy ese calor que en este momento no pueden darte los tuyos». Entre cantos, lágrimas y oraciones un año más ha nacido el Amor en la cárcel de Soto del Real, en la historia personal de hombres y mujeres que no tienen sitio en las posadas.

Y porque viven la Navidad, uno de ellos escribía este poema: «La Navidad es algo más que esas noches largas donde uno se emborracha y a otros le da por cantar. Navidad es un jardín de flores, es un almendro florido, es tiempo de fraternidad, de amor y de paz. Navidad es tiempo de regalos y ofrendas. Pero también la Navidad es tiempo de pensar; de pensar en los demás: en los que no tienen hogar ni familia, ni amigos, ni libertad. Para vosotros, los que estáis viviendo una feliz Navidad en libertad y sin rejas, desde la prisión quiero brindar, alzar mi copa y gritar: acoge al Dios que viene a tu encuentro, bríndale tu amistad. Si le acoges entonces la Navidad está en tu corazón, porque la Navidad es algo más, es tiempo de pensar y de amar».