La fiesta de la Sagrada Familia ha manifestado la necesidad de mostrar la belleza de la familia cristiana - Alfa y Omega

La fiesta de la Sagrada Familia ha manifestado la necesidad de mostrar la belleza de la familia cristiana

Redacción
El cardenal Osoro, durante la bendición de las familias el pasado 30 de diciembre. Foto: Miguel Hernández Santos/Infomadrid

«Proclamemos la belleza de la familia en nuestra Iglesia diocesana, en los lugares donde estamos, donde trabajamos, donde vivimos…». Este es el desafío que lanzó el cardenal Carlos Osoro a las miles de personas que ponían el punto final en la tarde noche del viernes a la fiesta de la Sagrada Familia en Madrid.

De entre todas las celebraciones diocesanas en las diferentes catedrales españolas volvió a destacar la de Madrid. El arzobispo inauguraba a las once de la mañana una cadena de oración ante el Santísimo en la cripta de la Almudena, en la que fueron sucediéndose diversas vicarías, parroquias y movimientos eclesiales. A continuación el cardenal se trasladó a los pies de la imagen de la Virgen patrona de Madrid, y fue saludando a lo largo de toda la mañana a las familias y personas que se fueron acercando. La primera, Silvia, una mujer de Alcobendas, que suele participar todos los años en una fiesta «que se conoce poco, que se valora poco», por lo que agradece que la relevancia que le da desde hace ya varios años la archidiócesis de Madrid. Además —añade— «poder acercarse a hablar con el cardenal de Madrid es un privilegio».

Para muchas familias este encuentro con el obispo es una experiencia fuerte de Iglesia que quieren ofrecer a sus hijos. Hay que viene a contarle al cardenal sus alegrías. Otros, sus penas: algún familiar enfermo, hijos y maridos alejados… Con todos conversa, a todos abraza y bendice. Y finalmente les despide con su última carta publicada en Alfa y Omega, «Contempla la familia en Belén», y una estampa con una imagen de la Sagrada familia de Marko Ivan Rupnik y una oración escrita por el arzobispo en el reverso.

El momento culminante de la Jornada de la Sagrada Familia se produjo algunos minutos pasadas las siete de la tarde, con la Misa presidida por el cardenal Osoro. El cardenal pidió en su homilía hacer «todo lo que sea necesario para hacer ver en este mundo la belleza que tiene el matrimonio cristiano y la familia cristiana. Y en esto, hermanos —añadió—, no valen teorías. Valen familias que viven según Cristo. Esto es lo que sucedió en el origen de la Iglesia: hogares que cuando otros los veían decían: “Yo quiero ser como estos”».

Durante la Jornada de la Sagrada Familia se recogieron donativos y la colecta de la Eucaristía para el centro residencial JMJ Madrid 2011, un recurso de Cáritas Madrid para familias en dificultades y personas solas.

Juan José Omella presidió la Eucaristía en la basílica de la Sagrada Familia. Foto: Arzobispado de Barcelona

«Una vocación excelente»

En Barcelona, la basílica de la Sagrada Familia acogió una Eucaristía presidida por el arzobispo, Juan José Omella, en la que recordó que «la familia es la esperanza de un futuro mejor, de un mundo nuevo». «Sin la valoración ni la atención a la familia, ¿qué futuro le espera a nuestra sociedad?», se había preguntado momentos antes. Monseñor Omella pidió no dejarse llevar por la desesperanza que provocan la violencia y el individualismo, y mirar más allá, a la familia de Nazaret como la guía que «ayuda a ver con profundidad y descubrir las cosas que hay en nuestro mundo, en la historia y en nuestras propias vidas». «El misterio admirable del Niño Dios y la luz de su estrella pueden devolvernos la mirada de la fe que lo ve todo como un regalo maravilloso», añadió.

Durante la celebración se produjeron varios gestos significativos. Uno de ellos fue la renovación del compromiso de amor y de fidelidad matrimonial ante el Señor de la parejas que celebraban el 25, 50 o 60 aniversario de su matrimonio, y también la colecta, destinada a la fundación del Niño Dios, la obra diocesana al servicio de familias con hijos con discapacidad.

La fiesta de la Sagrada Familia también tuvo un eco importante en Valencia, donde el cardenal Cañizares presidió una Misa en la catedral, e impartió una bendición especial a los más pequeños. Las parroquias de la archidiócesis acogieron celebraciones especiales con lecturas y oraciones dedicadas expresamente a las familias.

En Santiago, la Misa de la Familias, organizada por la Delegación de Pastoral Familiar, contó con la presencia del arzobispo, Julián Barrio, quien agradeció la aportación de la familia a la Iglesia. «La familia es la primera escuela de convivencia y la mejor garantía frente a la fragmentación social. Es necesario el testimonio de las familias cristianas que viven su fe de manera gozosa y responsables», afirmó.

Mientras, en Valladolid, la exhortación Amoris laetitia tuvo un gran protagonismo en la homilía que pronunció el cardenal arzobispo Ricardo Blázquez. «El Papa nos invita a todos los cristianos a cuidar el matrimonio y la familia», dijo. «Nos impulsa a proponer de un modo renovado e ilusionante la vocación al matrimonio y a mostrar la belleza, verdad y bien de la realidad matrimonial y familiar como un don de Dios, como una respuesta a una vocación excelente».

R. Benjumea / F. O.