Bergoglio cumple el sueño de su juventud - Alfa y Omega

Bergoglio cumple el sueño de su juventud

El Papa canonizó ayer al Beato Joseph Vaz, el misionero que llegó a Sri Lanka disfrazado de mendigo, y un modelo que impulsó al joven Jorge Bergoglio a querer anunciar el Evangelio en Asia. Sus superiores en la Compañía de Jesús no se lo permitieron

Jesús Colina. Roma
Esperando al Papa Francisco, en Sri Lanka, donde acaba de canonizar a Joseph Vaz

Son días muy especiales para Jorge Mario Bergoglio. Cuando era novicio en la Compañía de Jesús, soñaba con ser enviado al Lejano Oriente, pero sus superiores le hicieron comprender que aquellas lejanas tierras no eran una opción realista para un joven que, a los 21 años, había sido operado de pulmón.

Convertido en Papa, Bergoglio concluye hoy su viaje a Sri Lanka para continuar su periplo misionero por Filipinas. Y en la antigua Ceilán, a pesar del esfuerzo que implica el desplazamiento, ha querido visitar el santuario de Nuestra Señora del Rosario, en Madhu, uno de los símbolos de paz durante los treinta años de la guerra civil que enfrentó a la mayoría de la población, de etnia cingalesa (budista), con la minoría tamil (hindú). Durante esos sangrientos años, que terminaron en 2009, Madhu se convirtió en un importante centro de acogida de las víctimas de la violencia y refugiados, de ambas etnias, y hoy es visitado no sólo por católicos, sino también por budistas, hindúes y protestantes. Por esta labor de acogida, el santuario pagó un tributo elevadísimo en la guerra. En noviembre de 1999, el área del santuario fue bombardeada, provocando la muerte de 44 personas y más de 60 heridos, en un ataque acaecido en circunstancias poco claras, que fue atribuido tanto a las fuerzas del Gobierno de Sri Lanka como a los Tigres Tamiles.

Trajeron la fe en Jesús al norte de la isla, que entonces se llamaba el Reino de Jaffna, misioneros portugueses de la India, en el siglo XVI, que tenían por superior al jesuita español san Francisco Javier. Pero pronto los nuevos católicos corrieron el riesgo de extinguirse. Sri Lanka se convirtió en colonia holandesa, controlada por calvinistas, que prohibieron la profesión de la religión católica y expulsaron a todos los misioneros católicos de la isla.

Algunos católicos, para mantener su fe, huyeron a la selva y allí colocaron su bien más precioso: una estatua de la Virgen María. Fue así como nació este santuario, que hoy es el centro espiritual más grande del país, a pesar de que los católicos no superan el 7 % de la población. En algunos años precedentes a la guerra, llegó a acoger a un millón de personas.

Imagen del nuevo santo.

El mendigo Joseph Vaz

Aquellos católicos lograron mantener durante décadas su fe a pesar de que estaban totalmente abandonados, sin la asistencia de ningún sacerdote o religioso. Su vida cambió cuando un sacerdote indio, Joseph Vaz (1651-1711), de la Congregación del Oratorio de san Felipe Neri, pidió permiso a sus superiores para entrar disfrazado de mendigo en la isla, en 1687, y poder asistir espiritualmente a los católicos abandonados. Poco después de su llegada, fue apresado por los holandeses, que le acusaron de ser un espía portugués. Fue encarcelado con otros dos católicos. En la cárcel aprendió cingalés y llegó a un acuerdo con los carceleros: podría construir una capilla en la cárcel si los cristianos desistían de huir. Pronto otros presos abrazaron la fe católica. También aprendió el tamil.

Al salir de la cárcel, visitó diferentes rincones de la isla para alentar la fe de los católicos perseguidos, y pronto pudo acoger a otros misioneros de la India, que le apoyaron en su labor misionera. Fundó 15 iglesias y 400 capillas. Pero quizá su trabajo más recordado fue la traducción del Evangelio a los dos idiomas principales del país: tamil y cingalés. Murió el 16 de enero de 1711.

Dos días antes de que se recuerde esa fecha, Francisco, aquel joven argentino que quería ser misionero en Asia, ha proclamado santo a este apóstol de Ceilán. Cuando era joven, había escuchado hablar de Joseph Vaz y, como él, quiso abandonar su tierra para ser misionero en un mundo y una cultura lejanos. Al menos, entre este martes y jueves, en Ceilán ha podido vivir su sueño de juventud.